su fino sarcasmo, suscitando así las correspondientes risas. Por lo demás, la película lo tenía todo para entrar en el club de los entretenidos psychokillers con su pizca de erotismo que con tanto oficio se hacían en los años 90, pero su inquietante premisa no podía haber sido desarrollada de peor manera. Desprovista de ritmo, ni siquiera genera tensión debido a que el suspense parece quedar relegado a un segundo plano cuando en teoría es el motor del argumento. El tarado de turno tampoco asusta demasiado, (al fin y al cabo casi todo resultan ser visiones de la protagonista) no da apenas juego, sus motivaciones son ridículas y al final es que sencillamente se deja matar por la buena de Madeleine, de la que, por cierto, este es uno de sus trabajos más flojos.

No sé por qué, viendo esta película se me ha venido a la cabeza 'Melodía de seducción' (1989), con Ellen Barkin y Al Pacino, que me parece infinitamente mejor, por lo que aprovecho para recomendar su visionado.