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Voto de Jark Prongo:
8
7,2
122
Drama
Isidore Isou, líder del movimiento Letrista, ofrece una revolucionaria forma de hacer películas: a base de arañazos y decoloración de la película, desincronizando la banda sonora y visual de la pista y a través de la deconstrucción de la historia. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
21 de Marzo de 1978. ”No haré concesión alguna a los espectadores en esta película”. Así abría Guy Debord su enorme In Girum Imus Nocte Et Consumimur Igni, sin rodeos. Confrontando al público consigo mismo, puesto que la única imagen que mostraba Debord era la de una sala de cine tomada desde la pantalla. Los espectadores se enfrentaban de inicio a una foto fija de sí mismos que se sostenía durante casi cinco minutos mientras una voz monótona les llamaba flojos, incapaces, estadistas en potencia y esclavos del capital/espectáculo, en lo que venía siendo la tónica habitual del vocabulario de la ofensa del situacionismo. Una película ésta que yuxtaponía imágenes robadas y citas de poetas -a la manera del agua que fluye- para evocar la evanescencia de las cosas con temáticas anejas a lo revolucionario (el fuego, los disparos, los romances de una noche, el Leicester ganando la Premier) en busca de transmitir la idea de que lo primero, el agua, siempre termina por extinguir lo segundo, el fuego. En un momento dado Debord se interpola a sí mismo, recurre al détournement de varias citas extraídas de Hurlements En Faveur De Sade. En idéntica secuencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
30 de Junio de 1952. ”Conforme la proyección iba a dar comienzo, era el momento para que Guy-Ernest Debord subiese sobre la platea e hiciese algunas acotaciones introductorias. Una vez ahí simplemente habría dicho que ´no hay película. El cine ha muerto. Ya no es posible hacer más cine. Si queréis podemos pasar a discutirlo.´” Poco más duró aquel primer pase de Hurlements En Faveur De Sade en el Museo Del Hombre de París, pues los disturbios en la sala obligaron a que se interrumpiese la proyección. Una proyección en un Cine Club autodenominado vanguardista que se ve obligada a ser suspendida por letristas enfurecidos con lo que están viendo; ojo a ese detalle, que los letristas no eran precisamente gente conservadora en lo tocante a las nuevas vías de expresión que iban encontrando las manifestaciones artísticas. Todo lo contrario: mamaban de dadá y el surrealismo. De alguna manera el anti cine de Debord les irritó hasta el punto de salir todos escindidos y tarifando de aquella sesión de estreno. Y eso que aguantaron del orden de veinte minutos antes de empezar a decir buuu y buarns. Llegan a quedarse otro ratito y les da una embolia con la media hora de silencio y pantalla en negro final. Un poco más y se convierten en Concha García Campoy cuando su condena a A Serbian Film sin ni siquiera haberla visto, la muy hija de puta. Hasta el 13 de Octubre de 1952 Hurlements En Faveur De Sade no se vería completa en una sala, proyección precisamente auspiciada por la decena de letristas que sí que eran favorables a la existencia de una película así. Entre ellos el enigmático Gil J Wolman, una de las figuras artísticas más importantes del siglo XX y de las que menos se sabe. Poco antes Gil había hecho L´Anticoncept, claro antecedente de lo de Debord. A él iba dedicada la antipelícula.