Will Ferrell es un cómico bastante incomprendido fuera de los Estados Unidos, quizá por lo escatológico de su humor o por la diferencia cultural que existe respecto allí. Yo tengo que reconocer que soy fan de Ferrell y de prácticamente todas sus comedias, comedias que en más de una ocasión me han hecho llorar de risa (Old School, Anchorman...) a pesar de su dudosa calidad cinematográfica. Posiblemente no vaya a ser objetivo con la crítica. ya que es ver la cara de Ferrell y ponerme a reír como un tonto.

En esta cinta interpreta a un congresista de Carolina del Norte que lleva años gobernando por esos lares y que se presenta a la reelección, que ve como por culpa de un incidente sexual pierde el apoyo de los peces gordos que ponen el dinero en las campañas. Esos mismos millonarios son los que se inventan a un candidato al que le darán todas las facilidades para que pueda ganar. Ese candidato es un padre de familia algo corto y muy manipulable (Galifianakis), justo lo que quieren esos señores. A partir de aquí empieza una bruta campaña electoral entre los dos en la que todo vale.

Como toda buena cinta de Ferrell está salpicada de humor grueso y soez, en el que cabe desde darle un puñetazo a un bebé como acusar a tu rival de ser un terrorista árabe por tener bigote (¡!). Y si ciertamente muchos de esos momentos han hecho que llorase de risa (soy fácil), el giro buenrollista que da al final hace que el conjunto final pierda fuerza. De todas formas es una cinta muy divertida aunque sólo apta a los fans del humor de Ferrell o equivalentes. Es muy recomendable. El director es Jay Roach, firmante de la saga 'Austin Powers' y que en los últimos años se ha dedicado a firmar telefilms políticos para HBO.

P.D. Auggie, el perro de 'The Artist' tiene un cameo muy divertido.

Lo mejor: Algunos gags brillantes.
Lo peor: Los últimos diez minutos.

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