Porque la verdad, es que Atrapa el fuego no funciona como thriller ni como drama, pues resulta más bien irregular y harto flojo: Contiene secuencias de un maniqueismo y una panfletería importantes (como algunas de las charlas que Robbins le mete a determinados personajes, o lo de la mujer del protagonista en el zulo), instantes totalmente inverosímiles que, para nada, resultan creibles, algunas acciones desarrolladas a demasiada velocidad que pecan de vacuas cuando no deberían serlo y típicos momentos que deberían producir tensión, cuando en realidad el espectador sabe que sucederá exactamente, quedando anulado así cualquier ápice de intriga que pudiese contener la escena.

De todos modos, se agradece que sea una propuesta completamente entretenida, pese a un inicio un tanto pausado y demasiado contemplativo.
También suman méritos sus intérpretes: Robbins realiza su papel a la perfección, es decir, consigue que odies a un personaje que, supuestamente, debe causar esas sensaciones en el espectador, Derek Luke cumple con seriedad y aplomo y Bonnie Henna (la que realiza el papel de esposa de Chamuso) logra una labor que rezuma veracidad por los cuatro costados.
Quizá al realizador le falta algo de pulso en determinados instantes, cosa que lacra la propuesta, entre otros pequeños errores.

Pero sin duda alguna, si hay algo que verdaderamente termina salvando la propuesta, son sus intenciones que, aun y resultando buenas, tampoco se esconden reflejando algo de manipulación. Sin embargo, película suficientemente digna y que merece una oportunidad, mínimo.