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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Drama Fausta (Magaly Solier) padece de "La teta asustada", una enfermedad que se transmite por la leche materna de mujeres maltratadas durante la época del terrorismo en el Perú. Los infectados nacen sin alma, porque del susto se escondió en la tierra, y cargan un terror atávico que les aísla por completo. Pero Fausta esconde algo más; guarda un secreto que no quiere revelar, hasta que la súbita muerte de su madre desencadenará hechos ... [+]
12 de marzo de 2009
56 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
De ritmo conciso e inteligente, en "La teta asustada" se nos narra una historia sobre raíces, sobre las raíces que ha echado una persona aun temerosa por el pasado, todavía asustada de aquello en que pueda devenir su futuro, y sobre todo, de una persona que se protege como puede de ese pasado. En ocasiones a trancas y barrancas, aguantando y sosteniéndose día a día sin saber exactamente como debe girar su particular mundo, pero siempre tras un halo de pretendida seguridad, que se ve desmoronada ante la presencia de cualquier desconocido, aunque en ese mundo no quepan ni conocidos ni desconocidos.
Para desgranar a un personaje así, una fantástica Magaly Solier demuestra que lo suyo, aquella solvencia de "Madeinusa", no era pura casualidad, y sorprende con uno de esos papeles que se desenvuelve entorno a gestos y miradas más que otra cosa, uno de esos papeles capaces de aferrarse a la superficie y rasgarla sin apenas proponérselo, y logra con creces su cometido.

Por su parte, Claudia Llosa sigue realizando un trabajo enorme, en el que no sólo nos remite a una historia curiosa y cuidada, de pequeñas apreciaciones y, aparentemente, sencillas conclusiones, sino que además se vuelve a aferrar a esa ambigüedad que desprende el hecho de tocar temas cercanos a lugares recónditos, y manejando ese hecho con absoluta tenacidad, logra que el espectador pueda entender lo que se está exponiendo sin necesidad de realizar insustanciales cuestiones que no sólo no beneficiarían esas anticipaciones introducidas en base a diálogos y situaciones de lo más bien buscadas, sino que tampoco ayudarían a comprender el ritmo sobre el que se sostiene la obra. Un ritmo impecable, un ritmo necesario. Impecable puesto que funciona maravillosamente gracias a la pulcra realización de Llosa, y necesario debido al hecho de contar una historia que se desenvuelve entorno a susceptibilidades y un contenido análisis sobre esos pequeños resquicios en la mente que algún día vivieron lo que ahora temen conscientemente.

Con calma y con lentitud, se recorren los parajes, los peldaños, las festividades y últimos adioses, con la misma lentitud que una psique asustada y retraída logra enterrar todos sus temores y enfrentarse al presente como si nada hubiese sucedido. Como si esa teta, jamás se hubiese asustado.
Grandine
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