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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Drama. Romance. Intriga Un escultor ciego obsesionado con la "belleza" de la piel femenina, Michio (Eiji Funakoshi), vive recluido junto a su madre (Noriko Sengoku) en un estudio lleno de reproducciones parciales o totales de mujeres. Decidido a crear su obra magna, secuestra a una bella modelo, Aki (Mako Midori), y la retiene hasta que esta accede a posar para él. (FILMAFFINITY)
2 de abril de 2009
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Planteamiento atípico para esta desconocida (por lo menos, para los ignorantes dentro del tema, pues servidor conocía las de Oshima y poco más) película erótica, que combina un drama enfermizo con una especie de horror psicológico con eficiencia y sin exacerbantes excesos (en su primer tramo, quiero decir, que es donde se trata de mantener esa inquietud patente), y logra mantener durante todo el metraje cierto nivel, haciendo que la historia no sólo no decaiga, sino que además adquiera un plus de interés por el sorprendente (y contundente) tramo final.

Su inicio, podría recordar a tantas otras obras donde la habilidad y perseverancia prima ante todo, y los protagonistas ofrecen un juego al espectador tan curioso como bien interpretado, siendo sus comportamientos el eje principal de una historia que, en sus primeros compases ya se muestra descocada, pero según avanza todavía adquiere unas mayores tonalidades, y el descaro se va apoderando de ella.

La interesante premisa inicial, pues, no decae en ni un sólo momento, y se sostiene gracias al pulso de dos actores prácticamente desconocidos: Eiji Funakoshi y Mako Midori. El primero, compone un personaje repleto de matices y con una pizca de inocencia, inocencia que le viene como anillo al dedo a su caracterización, al demostrar no conocer un mundo que jamás había vislumbrado antes de ese modo: el de la mujer. Ella, en cambio, pudiendo quedarse en un mero caracter provocativo, va más allá y muestra a la perfección el desconcierto de su personaje, así como la habilidad del mismo para intentar salir de una situación que parece no tener techo y es surrealista de más.

Puede que el único pero sea la evolución de sus protagonistas: ésta, se produce mediante una voz en off que, aunque no resulta parca ni seca, más bien cercana debido a la vivacidad de los hechos acontecidos, describe con demasiado frenesí y no mucho aplomo una relación que se irá degradando hasta llegar a un final prácticamente esperado, aunque no por esperado menos demoledor de lo que cabría, pues en manos de Masumura se torna algo agrio, con un tono melancólico, que nos aleja del feroz retrato de un amor casi irracional, pero del todo destructivo.
Grandine
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