Atípica revisión del cuento de Caperucita roja con la suficiente mala leche y características como para que un guión más bien flojito no le reste enteros.

Y es que, su personaje principal, interpretado aquí por una Witherspoon atinada en general (aunque algo sobreactuada durante el inicio de la cinta), parece más bien sacado de una película de Polanski (por esas dosis de mala leche y humor negro que destila constantemente), que de una revisión propia del mismísimo cuento de Caperucita.
Así, una de las mayores bazas de este entretenimiento fílmico, reside en la protagonista, Vanessa, que pasa de impertinente y atrevida, a inocente en cierto tramo, desembocando en una evolución donde la insolencia y el total descaro se apropian de ella logrando instantes de lo más cómicos y atinados.

Pero no sólo en su figura reside el principal atractivo de este particular cuento, sino también en la interpretación de Sutherland hijo, con un personaje socarrón e, incluso, cínico que destaca por algunos de los instantes que aporta (especial mención a lo de la cafetería o al mismo final) y por una caracterización con cierto tono irónico que muy bien imprime el actor londinense.

Todo ello unido a unas dosis de desparpajo y comicidad muy bien distribuidas, sin caer en los extremos ridículos o banales que no le vendrían bien a dicha obra, una realización que, si bien peca de no poseer demasiado caracter, sabe imprimir buen ritmo a lo largo de todo el metraje y ciertos momentos bien trasladados a la pantalla, ofrecerán a más de uno un recomendable entretenimiento para pasar un buen rato divertido y con una grata distracción.