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Voto de el chulucu:
7
15 de junio de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prudence, a pesar de la oposición de su aristocrática familia, decide alistarse en el Cuerpo Femenino de la Fuerza Aérea Británica durante la Segunda Guerra Mundial. Conocerá entonces a Clive y ambos se enamoran perdidamente. Pronto Prudence descubrirá que Clive no quiere saber nada de la guerra por algo que sucedió unos meses antes.
Se trata de una buena película dirigida por Anatole Litvak llena de intensidad, romanticismo y poesía casi en su totalidad. O sea, de una hermosura estética y espiritual sorprendente y admirable. Con una puesta en escena impecable, Tyrone Power y Joan Fontaine se desenvuelven a las mil maravillas, en especial el primero, cuyas miradas recorren magistralmente todos los estadios de la emotividad. Es la simbiosis perfecta entre hombre y paisaje, entre hombre y duda, entre hombre y reflexión. La eterna lucha de uno para intentar ser fiel a sí mismo. Para mí, la pena es la parte final de la película. De pronto, la poesía cede ante el folletín prosaico y populista, el romanticismo se inclina a la horterada y, hasta la estética (hasta entonces elegante y exquisita), reduce al pobre Tyrone a un ridículo vendaje entre paciente con dolor de muelas y momia venida a menos.
Se trata de una buena película dirigida por Anatole Litvak llena de intensidad, romanticismo y poesía casi en su totalidad. O sea, de una hermosura estética y espiritual sorprendente y admirable. Con una puesta en escena impecable, Tyrone Power y Joan Fontaine se desenvuelven a las mil maravillas, en especial el primero, cuyas miradas recorren magistralmente todos los estadios de la emotividad. Es la simbiosis perfecta entre hombre y paisaje, entre hombre y duda, entre hombre y reflexión. La eterna lucha de uno para intentar ser fiel a sí mismo. Para mí, la pena es la parte final de la película. De pronto, la poesía cede ante el folletín prosaico y populista, el romanticismo se inclina a la horterada y, hasta la estética (hasta entonces elegante y exquisita), reduce al pobre Tyrone a un ridículo vendaje entre paciente con dolor de muelas y momia venida a menos.