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Voto de Anibal Ricci:
6
6,0
58
Drama
Tras pasar unos años trabajando en el extranjero, Adam regresa a su casa familiar en Navidad, sin que ninguno de los miembros de su familia conocieran sus planes secretos ni la verdadera razón de su visita (FILMAFFINITY)
19 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Una familia es un lugar donde las mentes entran en contacto… Si las mentes pierden la armonía entre ellas, será como una tormenta que destruye al jardín de flores». Cito a Buda para señalar que los problemas al interior de una familia siempre son complejos. El ideal que todos esperarían, desde la concepción, es que el niño que está por nacer fuera rodeado de amor y de anhelos para su futuro, pero a menudo los padres tienen problemas más urgentes, o más egoístas, pueden tener un amante, estar pensando en abortar o bien el progenitor ser un borracho como en esta película polaca.
Imaginen la calidad de amor que brinda ese padre alcohólico que prefería andar de viaje en vez de estar presente en casa, en realidad nunca se preocupó por encauzar a sus hijos. Se criaron a tientas, viendo a una madre sufrir humillaciones. Lo más probable es que no se hayan establecido lazos de afecto entre los hermanos. Esa falta de armonía durante la infancia marcará a fuego el carácter de los hijos.
Adam debe convencer a sus hermanos (Pawel y Jolka) de que sus intereses son más importantes que los de ellos, que solamente él tiene derecho a huir de esa familia disfuncional. Adam piensa en su núcleo familiar, desea un jardín distinto al que brindaron sus padres, no quiere más tormentas en su vida y está dispuesto a engañar a su familia primigenia.
Hay algo extraño en la actitud de Adam, lleva una cámara a cuestas y registra eventos a través del lente, de alguna forma necesita de un filtro para dar cuenta de la realidad, quiere un testimonio para presentárselo más idílico a su futuro retoño. Este es un recurso muy acertado. La cámara no registra sentimientos, sólo una realidad material.
La película está muy bien filmada y las actuaciones son sobresalientes, el problema es que el nudo dramático se huele desde el comienzo, es demasiado obvia la trama como obvio el temor del hermano menor. Adam también es presentado como un marido ausente (de hecho, Ania ni siquiera sabe que ha regresado a Polonia) y el secreto que esconde Pawel se avizora y no aflora nunca, debido a que la película tiene un ritmo cansino que no remarca estaciones. Es un fluir eterno para mostrarnos ese Macondo circular donde todo se volverá a repetir. Podría tratarse de otro recurso del director, pero la película no parece ser consciente del transcurso del tiempo.
Una película de escasos cien minutos, abordando lugares comunes como que los polacos son pobres y borrachos, termina aburriendo al espectador. Al comentar esta cinta he agregado una cita filosófica y sugerido alguna correspondencia literaria. Películas de problemas filiales hay tantas y tanto mejores: Pelle el conquistador (1987) con esa historia del niño que se rebela al padre borracho; la también polaca Papusza (2013) que es rechazada por la familia; la italiana A ciambra (2017) muestra otro ejemplo de la influencia nefasta de los padres; la chilena Piola (2020) tiene mucho más que decir; Ciudad de Dios (2002) al operar en ausencia de adultos; la argentina Crímenes de familia (2020); todas esas historias resultan más atrapantes e interesantes, en cambio, la anécdota de Noche de paz se ha contado una y mil veces, pero con mayores dosis de intriga y con escenas más memorables.
Resulta otro lugar común el clímax del film, evidenciando que la historia de este núcleo familiar comenzó a desmoronarse en épocas pretéritas, el espectador termina preguntándose si esta travesía habrá valido la pena.
Todo está podrido y Adam, como al principio, viaja en autobús de regreso a Holanda, sintiendo que acarrea una soledad de cien años.
Imaginen la calidad de amor que brinda ese padre alcohólico que prefería andar de viaje en vez de estar presente en casa, en realidad nunca se preocupó por encauzar a sus hijos. Se criaron a tientas, viendo a una madre sufrir humillaciones. Lo más probable es que no se hayan establecido lazos de afecto entre los hermanos. Esa falta de armonía durante la infancia marcará a fuego el carácter de los hijos.
Adam debe convencer a sus hermanos (Pawel y Jolka) de que sus intereses son más importantes que los de ellos, que solamente él tiene derecho a huir de esa familia disfuncional. Adam piensa en su núcleo familiar, desea un jardín distinto al que brindaron sus padres, no quiere más tormentas en su vida y está dispuesto a engañar a su familia primigenia.
Hay algo extraño en la actitud de Adam, lleva una cámara a cuestas y registra eventos a través del lente, de alguna forma necesita de un filtro para dar cuenta de la realidad, quiere un testimonio para presentárselo más idílico a su futuro retoño. Este es un recurso muy acertado. La cámara no registra sentimientos, sólo una realidad material.
La película está muy bien filmada y las actuaciones son sobresalientes, el problema es que el nudo dramático se huele desde el comienzo, es demasiado obvia la trama como obvio el temor del hermano menor. Adam también es presentado como un marido ausente (de hecho, Ania ni siquiera sabe que ha regresado a Polonia) y el secreto que esconde Pawel se avizora y no aflora nunca, debido a que la película tiene un ritmo cansino que no remarca estaciones. Es un fluir eterno para mostrarnos ese Macondo circular donde todo se volverá a repetir. Podría tratarse de otro recurso del director, pero la película no parece ser consciente del transcurso del tiempo.
Una película de escasos cien minutos, abordando lugares comunes como que los polacos son pobres y borrachos, termina aburriendo al espectador. Al comentar esta cinta he agregado una cita filosófica y sugerido alguna correspondencia literaria. Películas de problemas filiales hay tantas y tanto mejores: Pelle el conquistador (1987) con esa historia del niño que se rebela al padre borracho; la también polaca Papusza (2013) que es rechazada por la familia; la italiana A ciambra (2017) muestra otro ejemplo de la influencia nefasta de los padres; la chilena Piola (2020) tiene mucho más que decir; Ciudad de Dios (2002) al operar en ausencia de adultos; la argentina Crímenes de familia (2020); todas esas historias resultan más atrapantes e interesantes, en cambio, la anécdota de Noche de paz se ha contado una y mil veces, pero con mayores dosis de intriga y con escenas más memorables.
Resulta otro lugar común el clímax del film, evidenciando que la historia de este núcleo familiar comenzó a desmoronarse en épocas pretéritas, el espectador termina preguntándose si esta travesía habrá valido la pena.
Todo está podrido y Adam, como al principio, viaja en autobús de regreso a Holanda, sintiendo que acarrea una soledad de cien años.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No es de extrañar que Adam (el hijo mayor) quiera vender la casa del abuelo (otro alcohólico). Aún está vivo, pero es un fantasma y Adam quiere profitar de los euros de la venta de la propiedad. Adam lleva años trabajando en el extranjero, yendo y viniendo, y quiere establecerse con su esposa Ania en Holanda para criar al bebé que espera, para eso ha emprendido el largo viaje sin avisar. Requiere el dinero para establecer un negocio propio y huir de la pobreza que supone Polonia. No es pobreza propiamente tal, de hecho, la casa de los padres es bastante confortable, pero la historia da a entender que en ese país es imposible progresar.
El actuar de Adam es desalmado y al parecer en esa familia todo se resuelve con el alcohol. La madre se ha esmerado para celebrar Nochebuena y ha ocultado todo el licor. Ella quiere tranquilidad, escudándose en la religión para simular que todo está bien.
Cuando llega donde sus padres, le pasa la cámara a la sobrina que filma esa armonía de mentira. El abuelo está borracho y el padre también lo estará, se podría decir que Adam los desea mareados para que le cedan la casa del abuelo. Su comportamiento es primitivo, unidireccional, como nieto también ha bebido y golpea a su cuñado porque se opone a traspasarle el bien raíz. Que haya golpeado a su hermana no es lo importante, lo más probable es que su padre haya maltratado mil veces a su propia madre.
Entre las borracheras y las peleas se incendia la antigua vivienda del abuelo, una llena de grietas y secretos que todos callan en esas festividades impostadas. Las llamas terminan con esa ceremonia tortuosa y las ruinas de esa casa guardarán otro secreto.
Adam quería vender la casa y escapar, pero ésta se ha quemado y el hijo que espera no es suyo. Se ha quedado dormido pasando la mona y dejaron a su sobrina rezagada. La reúne con los otros en la iglesia y en ese silencio al interior del auto se presiente algo insano entre el tío y la sobrina. Los lazos emocionales fueron pobremente construidos durante generaciones y cuando Adam va a su departamento en busca de Ania, encuentra a su hermano durmiendo junto a ella.
El actuar de Adam es desalmado y al parecer en esa familia todo se resuelve con el alcohol. La madre se ha esmerado para celebrar Nochebuena y ha ocultado todo el licor. Ella quiere tranquilidad, escudándose en la religión para simular que todo está bien.
Cuando llega donde sus padres, le pasa la cámara a la sobrina que filma esa armonía de mentira. El abuelo está borracho y el padre también lo estará, se podría decir que Adam los desea mareados para que le cedan la casa del abuelo. Su comportamiento es primitivo, unidireccional, como nieto también ha bebido y golpea a su cuñado porque se opone a traspasarle el bien raíz. Que haya golpeado a su hermana no es lo importante, lo más probable es que su padre haya maltratado mil veces a su propia madre.
Entre las borracheras y las peleas se incendia la antigua vivienda del abuelo, una llena de grietas y secretos que todos callan en esas festividades impostadas. Las llamas terminan con esa ceremonia tortuosa y las ruinas de esa casa guardarán otro secreto.
Adam quería vender la casa y escapar, pero ésta se ha quemado y el hijo que espera no es suyo. Se ha quedado dormido pasando la mona y dejaron a su sobrina rezagada. La reúne con los otros en la iglesia y en ese silencio al interior del auto se presiente algo insano entre el tío y la sobrina. Los lazos emocionales fueron pobremente construidos durante generaciones y cuando Adam va a su departamento en busca de Ania, encuentra a su hermano durmiendo junto a ella.