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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
7
Drama. Romance A Fer (Fernando Colomo), un veterano y enamoradizo director publicitario venido a menos, lo invita su amigo Miguel Ángel (Miguel Ángel Furones) a su retiro dorado en la isla de Menorca. El problema es que la esposa de éste (Lilian Caro) también ha invitado a su madre y a sus sobrinos. Miguel Ángel no tiene más remedio que colocar a su amigo en casa de una atractiva escultora antisistema (Nuria Román) que vive en permanente conflicto con ... [+]
8 de noviembre de 2015
31 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarenta años después de "Tigres de papel" (una triste delicia), el bueno de Colomo mantiene la misma mirada. El tiempo le ha pasado de largo. Ha resistido. Siempre igual de certero y ligero. Igual de analítico y comprensivo. Sin juzgar pero fijándose.
Y es raro en nuestro cine; que se ha movido habitualmente entre dos tendencias, simplificando bastante, la de la comedia de brocha gorda (da igual el esperpento cañí que la bobada romántica copiada descaradmente del cine norteamericano que las descerebradas teen de última hornada) y la del cine realista social (con el puño en alto y el alma tan domada). Por supuesto que ha habido francotiradores y grandes películas sueltas. Pero esos dos extremos: de lo más comercial a lo más oportunista, de lo más cutre a lo más sectario, han sido las señas de identidad más queridas o repetidas.
Muchos han caído por el camino, o casi. Colomo no. Sigue en pie y da gusto verle. Ni modas ni capillas ni tontadas.
Aquí se nos ha ido a Menorca y se nos ha metido a actor (otra vez). Naturalismo jocoso para contar las cuitas de unos personajes demasiado humanos: frágiles, perdidos, contradictorios, mentirosos, confusos, chapuceros y... muy poco trágicos (no ha lugar ni para el desgarro existencial ni para el sermón torticero). Arcadia feliz traspasada por una sutil melancolía.
Las amistades peligrosas de unos cuantos seres que pasan unos días conociéndose y odiándose, amándose y bañándose. De apariencia superficial y frívola, en verdad es otra muestra más, inviolable, de una visión del mundo que huye de énfasis tramposos para retratarnos simplemente como desnortados supervivientes, perros apaleados con poco criterio y muchos anhelos. Y lo hace con sencillez y espontaneidad; dejando fluir la historia, leve, suavemente. Mitad Rohmer, mitad Allen.
Y se pasa muy bien. Con la sonrisa boba en la cara todo el rato. No es una gran obra. Es otra cosa. En cierto sentido mejor. Es buen cine, del que no se suele hacer, por incapacidad y prejuicios, porque se suele utilizar como medio, no como fin, para contentar al que paga. Y esa es la diferencia entre la publicidad y el arte, una de ellas. La primera, por muy buena que sea (y a veces lo es), trata de engañar al cliente, atontarle para venderle algo que no necesita seguramente (casi nunca); el segundo debería tener su fin en sí mismo; descubrir lo oculto, iluminar lo que somos, tratar de expresar sinceramente lo que nos mueve, aquello que más deseamos y aquello que nos aplasta. Esta película es arte, pequeño, desapercibido, pero lo es. Por lo menos, cine.
P. D.: Están casi todos bien en su, más o menos, amateurismo. Hasta la evidente torpeza de algunos ayuda a fortalecer la impresión de realismo. Pero destaca especialmente la vivaracha y políglota Olivia, tan dulce y puñetera.
Ferdydurke
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