Media votos
4,2
Votos
2.753
Críticas
2.753
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Ferdydurke:
2
6,1
129
Drama
Jean Harlow es una hermosa rubia platino con un gran talento artístico. En los años 30 conoce a Arthur Landau, un hombre que confía en ella y se convierte en su representante. Durante mucho tiempo, el trabajo escasea, pero Arthur sigue apoyándola, y Jean acaba llegando a lo más alto y convirtiéndose en una actriz inolvidable. Sin embargo, fuera de la pantalla no tiene tanta suerte, su vida personal es un desastre. (FILMAFFINITY)
20 de abril de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le gustaba tanto follar y le costaba tanto reprimirse que el público (masculino sobre todo, esa promesa eternamente incumplida) lo notaba y se excitaba con su vulgaridad. O no, o en verdad solo quería ser una mujer normal, igual que las demás, con su marido y sus hijitos.
La película no se aclara, fluctúa, a veces, la mayoría del tiempo, parece ser un melodrama desgarrado trágico sobre la soledad/fracaso que acarrea el (cinematográfico) éxito, esa trampa, la zanahoria, y otros ratos algo más crudo interesante (mucho menos tiempo, apenas nada). Por un lado nos comentan, algo que ya sabíamos desde el principio del universo, que aquello, Jólivud, es un gran burdel ambulante hasta las trancas de chulos, putas, celestinas, mamporreros, caraduras, trepas, sinvergüenzas, hipócritas, conseguidores, proxenetas, putos, malas hierbas de toda índole, lo peor de cada casa, y lo que surja, mercado negro, tráfico fluido de fluidos, aquelarre, magma, Babel, descalzaperros, Bacanal, horror, engendro. Por el otro, nos quieren presentar a esta damisela en apuros como a una pobre heroína desgraciada más sola que la una y que la muy santa no encuentra asidero, clavo ardiendo, amor ni sentido, solo sierpes, con lo que, inevitablmente, a la fuerza ahorcan, se pierde pudre para siempre. Que en verdad ella no quería (pecar), que era inocente y pura, inmaculada, sin tacha ninguna, como la virgen María, una bendita, para vestir santos, pero claro, los infortunios de la virtud, el medioambiente y la sangre que arrastra y la cabra al monte es orégano que tira la cabrona y las malas compañías que contaminan como la nocilla. En todo caso, cualquier parecido con la realidad ni por asomo o aproximación coincidencia, la bonoloto, la verdad en este caso (como en todos) está ahí fuera, muy sobrevalorada, a la espera, en una esquina, castigada por mal comportamiento, apartada, pasando hambre la pobre, seducida y abandonada, muda y sorda, rechazada y despreciada por todos, aléjate de mí, bicho, no mientes a la bicha, un burdo rumor, una lejana leyenda, cuentos para no dormir de la abuela ya muerta, cháchara dictada en un idioma incomprensible, lo que vemos, en cambio, por liebre gato, es un espectáculo falso, tedioso, fullero, latoso, truhan, zascandil. Lo mejor es ella y su parecido con la otra. Bueno, y los actores. La historia ni con pinzas.
La película no se aclara, fluctúa, a veces, la mayoría del tiempo, parece ser un melodrama desgarrado trágico sobre la soledad/fracaso que acarrea el (cinematográfico) éxito, esa trampa, la zanahoria, y otros ratos algo más crudo interesante (mucho menos tiempo, apenas nada). Por un lado nos comentan, algo que ya sabíamos desde el principio del universo, que aquello, Jólivud, es un gran burdel ambulante hasta las trancas de chulos, putas, celestinas, mamporreros, caraduras, trepas, sinvergüenzas, hipócritas, conseguidores, proxenetas, putos, malas hierbas de toda índole, lo peor de cada casa, y lo que surja, mercado negro, tráfico fluido de fluidos, aquelarre, magma, Babel, descalzaperros, Bacanal, horror, engendro. Por el otro, nos quieren presentar a esta damisela en apuros como a una pobre heroína desgraciada más sola que la una y que la muy santa no encuentra asidero, clavo ardiendo, amor ni sentido, solo sierpes, con lo que, inevitablmente, a la fuerza ahorcan, se pierde pudre para siempre. Que en verdad ella no quería (pecar), que era inocente y pura, inmaculada, sin tacha ninguna, como la virgen María, una bendita, para vestir santos, pero claro, los infortunios de la virtud, el medioambiente y la sangre que arrastra y la cabra al monte es orégano que tira la cabrona y las malas compañías que contaminan como la nocilla. En todo caso, cualquier parecido con la realidad ni por asomo o aproximación coincidencia, la bonoloto, la verdad en este caso (como en todos) está ahí fuera, muy sobrevalorada, a la espera, en una esquina, castigada por mal comportamiento, apartada, pasando hambre la pobre, seducida y abandonada, muda y sorda, rechazada y despreciada por todos, aléjate de mí, bicho, no mientes a la bicha, un burdo rumor, una lejana leyenda, cuentos para no dormir de la abuela ya muerta, cháchara dictada en un idioma incomprensible, lo que vemos, en cambio, por liebre gato, es un espectáculo falso, tedioso, fullero, latoso, truhan, zascandil. Lo mejor es ella y su parecido con la otra. Bueno, y los actores. La historia ni con pinzas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Hasta la muerte está muy mal contada, como el resto poco más o menos, absurdamente, a la carrera (aquí se dan la misma prisa que en otras ocasiones se echaba de menos, ni tanto ni tan calvo); bebe con desesperación, jode con denuedo y en un pis pas... al hoyo, visto y no visto, de magia truco. Nada es creíble, un engorro hueco, aparatoso, flojo y fofo, entre lo que realmente pasó y lo que nos muestran, nos dejan o queda un cadáver profanado, mutilado y maquillado, un frankenstein que no sabe si kitsch o autopsia, peluquera o forense, gusanos o pintalabios, si gritar todo su odio para dos o tres locos cuerdos o cantar una nana para mansos, esa inmensa mayoría.