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Voto de La puerta de Tannhäuser:
8
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Comedia. Drama
Lila y Marcela trabajan desde siempre como personal de limpieza en una dependencia estatal. Conocen sus recovecos como nadie y se han inventado una forma de subsistencia –y un sueño– gestionando un comedor absolutamente irregular en un rincón abandonado del edificio. Pero los tiempos cambian: llega una nueva directora –con sus discursos cínicos, plagados de lugares comunes– y con ella las promesas vacías, el cierre del comedor y una ola ... [+]
14 de noviembre de 2020
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Planta permanente" es de esas películas que cuentan historias pequeñas que traspasan fronteras. Es una trama universal, triste y de una injusticia inhumana.
Ezequiel Radusky nos habla de relaciones en la escala social. Desde la hipocresía de un status de altura y el reclamo de méritos con escaso esfuerzo, hasta la falta de miras, más allá de su ángulo de visión, de un escalón acostumbrado a sobrevivir en una sociedad que los mantiene con migajas.
Nos habla de la burocracia impersonal y las víctimas que deja por el camino. Un campo de batalla donde la conveniencia del más hipócrita se lleva la medalla.
De las relaciones y rivalidades en el entorno laboral. De la inteligencia para pisar al de al lado y la ceguera por aprovechar las ventajas que se presentan en la vida.
El director nos cuenta una historia de perdedores encerrados. Un sector social construido para ellos, de difícil salida y resignación para el disfrute.
Todo es contado esquivando la dramatización y el melodrama. Recurre a un humor sutil, que apacigua el malestar generado por las historias donde el poderoso danza, en un escenario que el débil construyó con sacrificio propio.
La obra de Radusky entra bien y se disfruta gracias a su ritmo pausado, fotografía cuidada y música de melodía suave. Grandes actuaciones de Liliana Juarez y Rosario Bléfari para brindarnos dos personajes entrañables y cargados de matices.
Ezequiel Radusky nos habla de relaciones en la escala social. Desde la hipocresía de un status de altura y el reclamo de méritos con escaso esfuerzo, hasta la falta de miras, más allá de su ángulo de visión, de un escalón acostumbrado a sobrevivir en una sociedad que los mantiene con migajas.
Nos habla de la burocracia impersonal y las víctimas que deja por el camino. Un campo de batalla donde la conveniencia del más hipócrita se lleva la medalla.
De las relaciones y rivalidades en el entorno laboral. De la inteligencia para pisar al de al lado y la ceguera por aprovechar las ventajas que se presentan en la vida.
El director nos cuenta una historia de perdedores encerrados. Un sector social construido para ellos, de difícil salida y resignación para el disfrute.
Todo es contado esquivando la dramatización y el melodrama. Recurre a un humor sutil, que apacigua el malestar generado por las historias donde el poderoso danza, en un escenario que el débil construyó con sacrificio propio.
La obra de Radusky entra bien y se disfruta gracias a su ritmo pausado, fotografía cuidada y música de melodía suave. Grandes actuaciones de Liliana Juarez y Rosario Bléfari para brindarnos dos personajes entrañables y cargados de matices.