Esta comedia es divertida e irreverente. Jason Bateman hace bien su papel de enfadado con el mundo, haciendo juego sucio para ganar a los niños del concurso. Esa parte debió explotarse más, porque es la más divertida. El trato con desdén a la periodista, que se va enamorando de él, también es divertido.

Durante el desarrollo, la película cada vez se va acercando más a la clásica comedia familiar, pese a los exabruptos del protagonista.

Es más divertida de lo que esperaba.