A pesar de estar MUY sobrevalorado, a John Landis no se le puede negar cierta chispa en sus primeros trabajos y una pasión musical; ambas cosas confluyeron en The Blues Brothers (amén de la Bestia Belushi) y el resultado rozó la película de culto. En este caso el panorama es desolador, la verdad. Para empezar el reparto comete un pecado mortal, meter un niño (???¿¿¿), con lo que cualquier atisbo de acidez queda anulado; Aykroyd y Goodman resultan neutralizados y relegados a meras caricaturas de los originales. Si además tenemos un guión altamente memo, una dirección y montaje pedestres y unos gags de nula efectivada, lo único que queda son una sucesión de video clips-homenaje-cameos de viejas glorias del Soul y el R&B que, honestamente, no justifican la película porque tampoco están rodados de una forma llamativa. Una pena.