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7
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Drama
Tras la muerte del vicepresidente de los Estados Unidos, el Presidente designa como sustituta a la senadora Laine Hanson. Su capacidad y su carácter son cuestionados cuando sale a relucir su poco convencional vida sexual ya desde cuando estaba en la universidad. Interrogada sobre el asunto y sobre su promiscuidad, ella se niega a responder; no está dispuesta a dar explicaciones ni al Congreso, ni a sus adversarios, ni a su familia, ni al Presidente. (FILMAFFINITY) [+]
7 de julio de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tendinoso drama político estadounidense de inmorales conspiraciones e intrigas en las que el presidente de los Estados Unidos (Jeff Bridges) se ve en la decisión de proponer (sí, en US.A. no se designa a dedo como en España, y se propone con un comite independiente que puede o no aprobar el nombramiento) a un nuevo vicepresidente para su gabinete: a la senadora Hanson (Joan Allen). Pero ese puesto está muy codiciado y el gobernador Hathaway (William Petersen) lo ambiciona más que nadie. Y así se inicia una lucha encarnizada en la sombra entre los bandos y las camarillas conspiradoras para hacerse con el poder.
Hace poco vi la estupenda "Primary Colors" por casualidad y, si bien a "Candidata al poder" le falta un pelín para llegar al nivel de esa cinta, me recordó mucho a aquella en su matiz y exposición del mundo de la política por la forma que tiene de destapar esa bonita alfombra y enseñar en su esplendor toda la mierda que se esconde debajo de las figuras políticas, fascinantes en su perversión y vileza.
Reconozco mi fascinación por el mundo de la política y el no poder evitar cierta seducción traviesa por los film de conspiraciones políticas que ofrecen villanos de verdad, no matones sin cerebro, sino amorales estrategas capaces de clavarse con más o menos elegancia las más inteligentes puñaladas traperas. Si a eso le sumamos que "Candidata al poder" tiene un alegato que no por ser feminista resulta menos falso (la mujer que aspira al poder es negativamente ambiciosa y debe ser escrutada, pero el hombre que aspira al poder es un hombre valiente y arrojado al que no se debe cuestionar), y que además nos muestra el sistema político estadounidense que, al contrario que el español, no pasa (ni premia) ni una sola corruptela o indiscrección personal de sus políticos... a mí personalmente éste me resulta un film ideal.
Porque el film ofrece un gran juego sucio, grandes y maliciosas manipulaciones, demagogos al límite, glamurosos puñeteros, maestros de la mentira, épicas puñaladas traperas, y un pequeño puñado de personajes con ética, principios y lealdad que luchan en soledad en la ahogante ensalada de todo lo contrario.
"Candidata al poder" no destaca por su fotografía o su realización que es más bien de telefilm de fin de semana, pero hay que reconocer que tiene una premisa muy poderosa, el guión es maduro, medrado, perspicaz y detallista, y la construcción de sus personajes es impoluta... unos personajes interpretados de manera portentosa por todos y cada uno de los actores...
Hace poco vi la estupenda "Primary Colors" por casualidad y, si bien a "Candidata al poder" le falta un pelín para llegar al nivel de esa cinta, me recordó mucho a aquella en su matiz y exposición del mundo de la política por la forma que tiene de destapar esa bonita alfombra y enseñar en su esplendor toda la mierda que se esconde debajo de las figuras políticas, fascinantes en su perversión y vileza.
Reconozco mi fascinación por el mundo de la política y el no poder evitar cierta seducción traviesa por los film de conspiraciones políticas que ofrecen villanos de verdad, no matones sin cerebro, sino amorales estrategas capaces de clavarse con más o menos elegancia las más inteligentes puñaladas traperas. Si a eso le sumamos que "Candidata al poder" tiene un alegato que no por ser feminista resulta menos falso (la mujer que aspira al poder es negativamente ambiciosa y debe ser escrutada, pero el hombre que aspira al poder es un hombre valiente y arrojado al que no se debe cuestionar), y que además nos muestra el sistema político estadounidense que, al contrario que el español, no pasa (ni premia) ni una sola corruptela o indiscrección personal de sus políticos... a mí personalmente éste me resulta un film ideal.
Porque el film ofrece un gran juego sucio, grandes y maliciosas manipulaciones, demagogos al límite, glamurosos puñeteros, maestros de la mentira, épicas puñaladas traperas, y un pequeño puñado de personajes con ética, principios y lealdad que luchan en soledad en la ahogante ensalada de todo lo contrario.
"Candidata al poder" no destaca por su fotografía o su realización que es más bien de telefilm de fin de semana, pero hay que reconocer que tiene una premisa muy poderosa, el guión es maduro, medrado, perspicaz y detallista, y la construcción de sus personajes es impoluta... unos personajes interpretados de manera portentosa por todos y cada uno de los actores...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
... resulta deslumbrante como todo el reparto exprime el jugo de sus personajes componiéndolos como algo muy bien tejido y muy atrayente.
Gary Oldman confecciona a un malvado interesado, vil, ambicioso, injusto e "hijoputa"; su odio contenido es brillantemente palpable, las motivaciones de su desmesurado odio hacia un personaje en concreto resultan algo inciertas y por ello verdaderamente intrigantes. Pero cuando se ve a este personaje odiar y conspirar sin que nadie le detenga, simplemente dan ganas de atravesar la pantalla y axfixiarle el pescuezo.
¡Y qué decir de Joan Allen! Es sinónimo de lo que se entiende como "clase" y "presencia" en la pantalla. Se convierte en una de mis actrices predilectas (algo que veía venir desde que comprobé que la trilogía de "Bourne" subía de nivel cuando la cámara mostraba tan solo una mirada, un gesto o una expresión de esta elegante actriz). A Allen parece que solo la ofrecen personajes de "dama de hierro", ¡pero caramba!, ¡es que tiene muy bien dominado ese registro!. Su frialdad es intensa y atractiva siempre, y es capaz de mantener con grandiosa dignidad y elegancia a un personaje incluso en las situaciones más degradantes.
Jeff Bridges encarna a un bipolar presidente, desenfadado y bromista que apenas hace algo útil, pero que de vez en cuando sorprende como un gran recitador y con alguna jugarreta de estrategia política maravillosa.
Pero es que todos estan perfectos. Slater, Elliot, Petersen (aka Grissom)...
Pues eso, perfectas interpretaciones al servicio de un interesante guión político que deja posos reflexivos sobre los principios inquebrantables, mientras entretiene y embelesa con sus distinguidas tretas y sus poderosos personajes.
Lástima que el film no evite los obligados momentos ultrapatrioteros empalagosos e inevitables en cualquier cinta estadounidense, pero apenas serán un par de ellos que no empañan la buena cadencia del metraje que se disfruta si se es fan del género político. Además se echa en falta un poquito de "mala leche" (todos los políticos de la cúspide la tienen) en las estrategias políticas del personaje de Allen.
Lo mejor: Las actuaciones de Oldman, Allen y Bridges. El guión (a destacar esa reflexión del personaje de Bridges en la que dice que el límite entre el demagogo y el inspirado ya ni se percibe... o cuando el personaje de Sam Elliot trata de desprestigiar al personaje de Oldman y le pide a su ayudante información comprometedora de éste:"¡Quiero algo obsceno, ¡algo sexual: "niños, vacas, cosas así!"... o ese momento en el que el servicio le dice al Presidente que no tienen salsa y sabes que va a suceder algo inesperado, algo que no estaba previsto ya que durante todo el film el Presidente presumía de que la cocina siempre tenía todo lo que el pedía).
Lo peor: Un par de momentos ultrapatrióticos sobre el sistema político estadounidense con musiquita patriotera de fondo de esa que avergüenza un poco si no se es yanki.
Gary Oldman confecciona a un malvado interesado, vil, ambicioso, injusto e "hijoputa"; su odio contenido es brillantemente palpable, las motivaciones de su desmesurado odio hacia un personaje en concreto resultan algo inciertas y por ello verdaderamente intrigantes. Pero cuando se ve a este personaje odiar y conspirar sin que nadie le detenga, simplemente dan ganas de atravesar la pantalla y axfixiarle el pescuezo.
¡Y qué decir de Joan Allen! Es sinónimo de lo que se entiende como "clase" y "presencia" en la pantalla. Se convierte en una de mis actrices predilectas (algo que veía venir desde que comprobé que la trilogía de "Bourne" subía de nivel cuando la cámara mostraba tan solo una mirada, un gesto o una expresión de esta elegante actriz). A Allen parece que solo la ofrecen personajes de "dama de hierro", ¡pero caramba!, ¡es que tiene muy bien dominado ese registro!. Su frialdad es intensa y atractiva siempre, y es capaz de mantener con grandiosa dignidad y elegancia a un personaje incluso en las situaciones más degradantes.
Jeff Bridges encarna a un bipolar presidente, desenfadado y bromista que apenas hace algo útil, pero que de vez en cuando sorprende como un gran recitador y con alguna jugarreta de estrategia política maravillosa.
Pero es que todos estan perfectos. Slater, Elliot, Petersen (aka Grissom)...
Pues eso, perfectas interpretaciones al servicio de un interesante guión político que deja posos reflexivos sobre los principios inquebrantables, mientras entretiene y embelesa con sus distinguidas tretas y sus poderosos personajes.
Lástima que el film no evite los obligados momentos ultrapatrioteros empalagosos e inevitables en cualquier cinta estadounidense, pero apenas serán un par de ellos que no empañan la buena cadencia del metraje que se disfruta si se es fan del género político. Además se echa en falta un poquito de "mala leche" (todos los políticos de la cúspide la tienen) en las estrategias políticas del personaje de Allen.
Lo mejor: Las actuaciones de Oldman, Allen y Bridges. El guión (a destacar esa reflexión del personaje de Bridges en la que dice que el límite entre el demagogo y el inspirado ya ni se percibe... o cuando el personaje de Sam Elliot trata de desprestigiar al personaje de Oldman y le pide a su ayudante información comprometedora de éste:"¡Quiero algo obsceno, ¡algo sexual: "niños, vacas, cosas así!"... o ese momento en el que el servicio le dice al Presidente que no tienen salsa y sabes que va a suceder algo inesperado, algo que no estaba previsto ya que durante todo el film el Presidente presumía de que la cocina siempre tenía todo lo que el pedía).
Lo peor: Un par de momentos ultrapatrióticos sobre el sistema político estadounidense con musiquita patriotera de fondo de esa que avergüenza un poco si no se es yanki.