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Voto de mister:
8
Serie de TV. Drama Serie de TV (2019-). 2 temporadas. 16 episodios. Rue (Zendaya) es una joven de 17 años que vuelve de rehabilitación sin intención de mantenerse sobria. En una fiesta antes del comienzo del curso conoce a Jules (Hunter Schafer), una chica recién llegada a la ciudad.... Euphoria es una reflexión sobre la adolescencia a través de un grupo de estudiantes de instituto que tienen que hacer frente a temas recurrentes de su edad como las ... [+]
7 de agosto de 2019
101 de 125 usuarios han encontrado esta crítica útil
Euphoria es básicamente una epopeya millenial, una mirada apasionada y magnificada a la vida de una generación muy concreta en un lugar muy concreto. Allí donde 13 Reasons Why estuvo cerca pero fracasó, cayendo en el melodrama, Euphoria triunfa en dar cara a las vicisitudes de esta generación Z americana. En términos de forma, es una maravilla. Narra la tragedia iluminada con tonos de pantalla de smartphone y cubierta de purpurina. Por la paleta de colores y la narrativa visual, que no tiene miedo a salirse del realismo crudo que el tema parece pedir, me recuerda un poco a las obras recientes de Gaspar Noé y Leos Carax, parece participar de ese cigoto de movimiento que llamaré vagamente "surrealismo psicotrópico francés" y que en mi cabeza está abanderado por Holy Motors y Enter the Void. Si os gustaron visualmente esas dos películas, probablemente os gustará visualmente Euphoria. Los chavales lo hacen bien aunque como siempre pasa, cuando tienes varias tramas y personajes y unos rozan la maravilla, algunos de los otros te tientan a mover la barra de visionado para saltártelos enteramente. En general la serie consigue que empatices con todos los personajes y te parte el corazón al ver como la cagan una y otra vez. No me entendáis mal no esperéis Edipo Rey en la generación del Instagram o algo así, es un culebrón solo que uno muy bueno. El slogan de la serie podría ser "vendrás por la estética y te quedarás por la telenovela", pero lo digo no con ánimo de faltar sino como advertencia, porque si os leeis la sinopsis os parecerá una serie de adolescentes con problemas más, y es una serie de adolescentes con problemas, pero no una más.

En cuanto al contenido, a mi me ha recordado a mi libro favorito, Los Demonios. El título del libro y sin spoilers (si tenéis un rato libre y dudáis si emplearlo en leer el libro o ver esta serie, leed el libro), viene de la parábola en la que Jesús sacó los demonios de un endemoniado y los introdujo en una piara de cerdos, que inmediatamente se arrojaron por un acantilado para tranquilidad de todas las almas excepto de la del estupefacto pastor. Dostoiesky nos habla de dos generaciones de personajes. Los mayores son todos falsos intelectuales, gente que usa sus ideales como complementos de ropa, charlatanes que viven de venderle humo a señores que solo quieren presumir de estar cambiando el mundo. En Los Demonios los intelectuales cumplen el papel de juglares y su labor es entretener, no convencer. El problema es que sus demonios se transmigran a la piara de cerdos, la segunda generación, los "jóvenes" y para ellos la revolución no es ningún juego de salón. Los personajes en Euphoria también parecen el resultado de una ideología fallida, de un positivismo capitalista al que los "mayores" se adhirieron más por lo bien que sonaba que por lo bien que funcionaba y que luego aplicaron a sus hijos solo para verlos saltar por un acantilado.

Me explico, la protagonista Rue es una adicta a las drogas, pero no llegó a su adicción por las vías que en mi generación eran famosas. No fueron malas compañías ni hogares desestructurados, fueron los médicos. Su madre creyó a los psiquiatras cuando le dijeron que la única salida de su hija era medicarla hasta las trancas. Sus drogas "puente" no fueron aquellas de las que se nos advertía en esas infructuosas charlas de los 90, sino pastillas con receta. Es más, todas las drogas que toman los personajes son medicamentos. Los que se enriquecen con la degradación de esta generación no son oscuros narcos colombianos sino ejecutivos de empresas farmacéuticas, que por vía del reparto de sus beneficio enriquecen a su vez a sus accionistas, estos son, la generación de los "mayores". En Euphoria hasta los narcos están pagando facturas médicas, en una de esas invencibles corrientes que siempre toma el río del dinero.

Allí donde Dostoiesky ve un pensamiento idealista pero vacío basado en el socialismo romántico que habría de consumir su país, Euphoria propone otro ideal vacío solo que basado en la libertad e individualismo romántico que también habrá de consumir el suyo, la perfección del alma por vía de la educación estructurada y el tratamiento farmacológico. Los "jóvenes" de Euphoria fueron criados en el mito de la libertad, de poder elegir, de poder expresarse, del individualismo llevado a su extremo. Esa ideología que era un juego para sus padres es su vida y en la adolescencia y aun antes, descubren que no funciona. Las opciones entre las que pueden elegir son todas mierda. Pueden expresarse con los móviles de su bolsillo pero al haber un millón de voces, ninguna importa demasiado. El personaje equivalente al diabólico Stavrogin, el quarterback por supuesto, puede elegir pero no le hace ningún bien. Jules, la chica trans, pudo elegir (previo paso por el infierno de los psiquiátricos y la medicación), pero una vez definida su individualidad a su gusto todo cuanto se encuentra es dolor y soledad. Todos los demás son individuos puros, cerrados, igual que ella. Todo son muros. Rue y Jules dejan caer sus muros y se agarran juntas, la una a la otra, en una relación desesperada que tiene que llenar ese vacío que las drogas y el autoanálisis no podrán nunca. Esa es la trama central de Euphoria, allí es donde hay que buscar la felicidad que evoca el título.

La serie me ha gustado mucho, el guión es especialmente bueno. La HBO parece estar volviendo a su edad dorada, quizás liberada del yugo financiero que eran Juego de Tronos. Sharp Objects, Chernobyl y Euphoria son quizás los títulos más interesantes de los últimos años, esperemos que la tendencia continúe.
mister
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