Una vez más, los derechos constitucionales se ven vulnerados por el poder represor del feminazismo. "Borrando a papá" no se estrenará en los cines como estaba previsto. La prohibición "de hecho" que habían logrado inicialmente mediante presión, se volvió prohibición legal por un patético White Knight judicial.

De la página de facebook oficial de “Borrando a papá”:

"Lamentamos comunicarles que por orden del juzgado en lo civil numero 18 a cargo del Dr. Guillermo Blanch nos vemos en la obligación legal de no poder transmitir el documental borrando a papa. En un hecho de censura repudiable en un estado democrático, la resolución del magistrado que fue apelada por ser violatoria de los derechos consagrados en nuestra constitución nacional de libertad de prensa - de expresión - libertad de información y de la sociedad toda de ser informada. Solicitamos la defensa de nuestros derechos que como sociedad durante mas de treinta años supimos proteger contra ataques de censura dignos de estados totalitarios y antidemocráticos, resoluciones como las Dr. Guillermo Blanch nos retrotraen a la época mas nefasta, triste y oscura de la Republica Argentina. Esperando la pronta reversión de la misma y que actúan en defensa de los derechos mencionados los organismos gubernamentales y no gubernamentales que correspondan.

El productor de “Borrando a Papá” no se responsabiliza por las versiones que se encuentran circulando en Internet, sin su autorización, y que continúen emitiendo la versión completa del documental, incumpliendo de este modo la orden judicial.”
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EN LA SECUENCIA FINAL de “Borrando a Papá”, el documental dirigido por Ginger Gentile y Sandra Fernández Ferreira, uno de los protagonistas, cuyas declaraciones e historia se oyen a lo largo de los 78 minutos del film, es filmado realizando el ritual que realiza diariamente desde hace años. Conduciendo a la vuelta de su trabajo, camino a casa, detiene su auto cada vez que pasa por el frente del edificio de departamentos donde vive su ex esposa y sus dos hijas –a las que ella no les deja ver- , baja la ventanilla y sopla una corneta para llamar la atención. Acto seguido, grita con todas sus fuerzas los nombres de sus dos nenas, seguidos de “¡¡¡ las amo !!!”.

Este método es el único que encontró para confiar en que sus chiquitas no sean envenenadas con las mentiras de “papá las abandonó”, o “papá no las quiere”. Por supuesto, ocurre lo contrario: su mujer suspendió unilateralmente las vistas hace años, y la justicia se caga en sus reclamos. Mientras continúa hacia su casa, le comenta al camarógrafo, con lágrimas en los ojos, “me pueden llamar <<el papá corneta>>”. Les juro que una de las imágenes más deprimentes que vi en mi vida.

(sigo en spoilers por falta de espacio)