Hay muchos jóvenes que han escalado a lo más alto de un andamio tras una noche de borrachera, hay muchos jóvenes que han esnifado cocaína, que han ido a “vacilar putas” (sic) como divertimento, que han conducido embriagados zigzagueando entre coches mientras pisan el acelerador a fondo y que intentan acostarse cada noche con una chica distinta (y viceversa). Hay muchos jóvenes que apenas se hablan con sus padres sino es para lanzarse reproches, que viven una doble vida, como unos superhéroes desarraigados, de día sentados a la mesa comiendo la sopa sin sorber y de noche entregados a una trasgresión constante de las normas en busca del siguiente límite que rebasar.

No entiendo porque se critica esta película por su falta de veracidad, por retratar una juventud inexistente, cuando en muchos aspectos es un espejo, un libro abierto; que prefiramos negar la evidencia es una cuestión diferente. Todos los fines de semana mueren docenas de adolescentes en el asfalto, intoxicados por drogas que ingirieron por pura diversión en una macrodiscoteca ibicenca, arrojándose voluntariamente a las vías del metro un segundo antes de que entre el primer vagón en la estación, cosidos a navajazos en reyertas nocturnas por una mirada perdida, por un empujón inadecuado. Han perdido para siempre la oportunidad de sobrepasar esta fase evolutiva que acarrea en mayor o menor medida una tendencia a la rebeldía, a la negación del poder paterno, una oposición al sistema y un cuestionamiento de la propia identidad, que aún se encuentra en plena formación. Han dejado un cadáver joven y hermoso, sin una pizca de glamour de por medio.

Cuando pasan los años, desde la lejanía, nos sorprendemos de cómo pudimos ser tan insensatos, tan borregos; de cómo pudimos desaprovechar algunas oportunidades por pura ignorancia. Entonces no teníamos perspectiva futura, no la deseábamos. Historias del Kronen, la adaptación de la novela homónima e inevitablemente autobiográfica del extinguido J.A. Mañas, es el film español de los 90 que mejor retrató a la juventud de la época. 7 vírgenes, centrándose en una capa social más marginal, muy posiblemente haya ocupado su lugar en la primera década de este tercer milenio.