Una mujer (Julianne Moore) recibe una llamado en su casa de Nueva York. Debe volver a Italia para convencer a su madre de que se mude con ella a EE.UU. Ella es una artista plástica ciega (Marthe Keller) que vive en un caserón asistida por un cuidador (Kyle MacLachlan). La hija está escribiendo sus memorias, donde su madre (¿la scattering -que fragmenta-girl del título?) acaso tenga un rol central.

Luca Guadagnino nos brinda un sofisticado mediometraje con saltos permanentes en su temporalidad y en sus locaciones, que incluso se solapan, con flashbacks intervenidos desde el presente; el vestuario de Valentino, el paisaje urbano italiano y la música de Ryuichi Sakamoto refuerzan esas cualidades oníricas y fragmentadas (como el título) del relato.

Asistimos al momento siempre difícil de reasumir presencialmente el rol de hija, en este caso frente a una madre bella y talentosa (Mia Goth de joven y también Keller en la actualidad) que conoció la fama y que a pesar de sus limitaciones sigue creando. El retorno a la niñez al mismo tiempo que el rol de adulta sobreexigida por una madre declinante. La historia de ambas desfila frente al personaje de Moore y se encamina hacia un final acaso epifánico.