En esta ocasión estamos ante una obra de Studio Ghibli que fue simple, muy unida al tipo de historias más veces vistas y animadas por aquel entonces, pero ya con aires de querer evolucionar y crear cosas nuevas. Ya había voluntad de ser un estudio que traiga frescor a la industria de la cinematografía de la animación.

Es una película más sencilla, pero sin dejar de tener unos ritmos cuidados. Es una obra muy sencilla, muy clásica, pero logrando entretener. Es el pequeño inicio, y es que la grandeza nace de pequeños comienzos y este es el de Studio Ghibli.

Una buena película que sirvió de experiencia para lograr obras mucho más ambiciosas y más creativas, pero el largometraje que nos ocupa sí que atesora su propio encanto y un buen hacer.