Campbell Babbitt (Steve Coogan), un periodista de Nueva York que se encuentra destrozado por el suicidio de una mujer sobre la cual había escrito un reportaje y había convertido en su amante, es enviado por la directora del periódico para el cual trabaja, a la ciudad donde enseñaba economía, derecho e historia de América, Sharon Christa McAuliffe, la mujer que en unos días iba a formar parte de la tripulación del Challenger (ambientada en 1986), debido a un programa que se llamaba “profesores en el espacio” (o algo así), para hacer un reportaje.
Al llegar a la ciudad y debido a una avería de su coche telefonea a Sam Calallucci, un antiguo compañero de universidad para ver si le puede ayudar, dándose la circunstancia de que este acaba de morir debido a una caída (no sabemos si accidental) desde un tejado.
Al conocer al grupo de inadaptados que forman los alumnos del difunto, (ejercía la docencia) al que estos idolatraban y enigmáticamente se refieren a él como un “casi cura”, cree vislumbrar un excelente material para un reportaje y se pone manos a la obra escarbando entre el variopinto y pelín freak alumnado del finado.
A partir de aquí y como consecuencia de la convivencia de Campbell con los chavales, tenemos un espeso y farragoso drama indie que intenta manipular emocionalmente el espectador y que empatizemos tanto con el periodista como con los, se supone, torturados angelitos, ambientado en los días previos a la tragedia del Challenger, que pese a contar con algún que otro detalle y un elenco femenino de altura, se hace bastante dura de digerir (casi 2 horas).