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Aventuras
Un grupo de individuos de diferentes nacionalidades aunará esfuerzos para conseguir su preciado sueño: alcanzar el pico de una de las montañas más altas de los Alpes suizos, que nunca ha sido escalada. (FILMAFFINITY)
3 de junio de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La montaña blanca", un pico del macizo del Mont Blanc donde el padre de Carla Alton (Alida Valli) desapareció cerca de la cumbre - antes de la WW II - cuando intentaba ser en el primero en escalarla, expedición en la cual también iba ella y que desde aquel fatídico día la mantiene con la obsesión de conseguir llegar a la cima (todavía sigue sin ser escalada por humano alguno).
Con la guerra recientemente finalizada, Carla vuelve a ese pueblo al pie de la montaña con la intención de llegar a la cima y acabar con esa enfebrecida obsesión que la embarga, para lo cual reune un grupo de 5 personas más y así conformar una expedición con probabilidades de éxito, Andreas (Oscar Homolka), un viejo amigo de su padre que no duda en seguirla, Nicholas Radcliffe (Cedric Hardwicke), un geólogo ingles motivado por los hallazgos que pueda encontrar en esa naturaleza, Paul DeLambre (Claude Rains), un escritor en busca de esas musas que le tienen abandonado, Hein (Lloyd Bridges), un alemán con toda la pinta y comportamiento de nazi de manual que con el ascenso pretende autoafirmarse en esas doctrinas de superioridad aria, y finalmente Martin Ordway (Glenn Ford), un ex piloto que durante la guerra fue abatido por esos lugares, que ahora ha vuelto a ellos en busca de paz interior y que siendo el más escéptico con la presunta utilidad de subir una montaña, acaba enganchándose a la expedición, en principio para ganarse el amor de una Carla que evidentemente se muestra más que receptiva al cortejo; todos ellos con esas motivaciones anteriormente descritas, con las heridas no cerradas y recientes del horror de la guerra recientemente finalizada, y con la montaña como aglutinante de ese microcosmos a modo de retrato de los lodos del principio de la posguerra.
Sigue en spoiler por falta de espacio:
Con la guerra recientemente finalizada, Carla vuelve a ese pueblo al pie de la montaña con la intención de llegar a la cima y acabar con esa enfebrecida obsesión que la embarga, para lo cual reune un grupo de 5 personas más y así conformar una expedición con probabilidades de éxito, Andreas (Oscar Homolka), un viejo amigo de su padre que no duda en seguirla, Nicholas Radcliffe (Cedric Hardwicke), un geólogo ingles motivado por los hallazgos que pueda encontrar en esa naturaleza, Paul DeLambre (Claude Rains), un escritor en busca de esas musas que le tienen abandonado, Hein (Lloyd Bridges), un alemán con toda la pinta y comportamiento de nazi de manual que con el ascenso pretende autoafirmarse en esas doctrinas de superioridad aria, y finalmente Martin Ordway (Glenn Ford), un ex piloto que durante la guerra fue abatido por esos lugares, que ahora ha vuelto a ellos en busca de paz interior y que siendo el más escéptico con la presunta utilidad de subir una montaña, acaba enganchándose a la expedición, en principio para ganarse el amor de una Carla que evidentemente se muestra más que receptiva al cortejo; todos ellos con esas motivaciones anteriormente descritas, con las heridas no cerradas y recientes del horror de la guerra recientemente finalizada, y con la montaña como aglutinante de ese microcosmos a modo de retrato de los lodos del principio de la posguerra.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Basada en una novela escrita por el escritor/alpinista James Ramsey Ullman (también autor de las novelas - curiosamente todas parten de la premisa de, "vástago intentado redimirse de la muerte o desaparición de su padre en una montaña" - adaptaban "El tercer hombre en la montaña 1959" y "High Conquest 1947", la primera toda una joyita de Disney, y la segunda aunque todavía no la he visto, pinta bastante bien), estamos ante una interesante función, tanto en el interés dramático de todas esas historias personales desnudadas por la montaña y como se resuelven estas en tan heterogéneo grupo, como en esa siempre entretenida y absorbente intento de escalada de una montaña.
Un puñado de buenos actores al frente de la función (Alida Valli además de guapísima mujer, es junto a ese odioso nazi que interpreta Lloyd Bridges, de largo lo mejor en cuanto a nivel interpretativo de la película, haciendo que en esa subtrama romántica el espectador sienta envidia del aquí pelín pavisoso al respecto, Glenn Ford), esos míticos paisajes del Mont Blanc fotografiados en un exuberante Technicolor (al parecer circula por ahí una copia en blanco y negro) mostrados en todo su esplendor, en panorámicas varias y buenas escenas de escalada (alternadas estas con pelín cantosos escenarios de estudio), y finalmente un emotivo, entretenido, veraz en cuanto a incidencias de escalada en alta montaña, y muy bien resuelto tramo final, hacen de esta película una función muy recomendable de ver, tanto por el interés sociológico/montañero de la época de rodaje (1950, 5 años después del final de la guerra, el mismo año en que se corono el Annapurna, y 3 años antes de la primera ascensión al Everest) como por la escasez de dignas películas de alta montaña.
Para finalizar, y como curiosidad, reseñar que como asistente de dirección de Ted Tetzlaff, estaba nada más y nada menos que un Robert Aldrich ya curtido como director de segunda unidad y a 2 años vista de convertirse en ese magnífico y correoso director que tantas y tan buenas películas dejo como legado para la historia del cine.
Un puñado de buenos actores al frente de la función (Alida Valli además de guapísima mujer, es junto a ese odioso nazi que interpreta Lloyd Bridges, de largo lo mejor en cuanto a nivel interpretativo de la película, haciendo que en esa subtrama romántica el espectador sienta envidia del aquí pelín pavisoso al respecto, Glenn Ford), esos míticos paisajes del Mont Blanc fotografiados en un exuberante Technicolor (al parecer circula por ahí una copia en blanco y negro) mostrados en todo su esplendor, en panorámicas varias y buenas escenas de escalada (alternadas estas con pelín cantosos escenarios de estudio), y finalmente un emotivo, entretenido, veraz en cuanto a incidencias de escalada en alta montaña, y muy bien resuelto tramo final, hacen de esta película una función muy recomendable de ver, tanto por el interés sociológico/montañero de la época de rodaje (1950, 5 años después del final de la guerra, el mismo año en que se corono el Annapurna, y 3 años antes de la primera ascensión al Everest) como por la escasez de dignas películas de alta montaña.
Para finalizar, y como curiosidad, reseñar que como asistente de dirección de Ted Tetzlaff, estaba nada más y nada menos que un Robert Aldrich ya curtido como director de segunda unidad y a 2 años vista de convertirse en ese magnífico y correoso director que tantas y tan buenas películas dejo como legado para la historia del cine.