Pese a estar dirigido por el buen y solvente director de la vieja escuela Mike Nichols y contar con reparto de muchos quilates, nos encontramos ante una aburrida y pueril película, cuya presuntas escenas graciosas parecen dirigidas a niños de parvulario y en la que no se salva ni Annette Bening, que resulta patética intentando hacer divertido su papel de vendedora de una inmobiliaria embarazada por el pavisoso y ridículo extraterrestre de marras.
Prescindible.