Resulta curioso que en muchas de las películas de Cantinflas haya un poso de amargura en el resultado final, haciendo que los desenlaces sean agridulces (como en "El bolero de Raquel", donde tras muchos esfuerzos logra una pelota para su ahijado, al que está cuidando, y se encuentra con que su madre se lo lleva y ya le ha traido una, aunque al menos todo el periplo le ha servido para echarse novia) o directamente tristes de narices (como en "El extra", donde opta por renunciar a su amada para que ésta se case con un hombre que puede ofrecerle una vida mejor y él se queda solo). "Sube y baja" es una de las películas donde el desenlace parece feliz (Cantinflas logra un ascenso y se queda con la chica), pero en el fondo no lo es.
Y es que el ascensorista fracasa en su empeño de lograr el contrato y perjudica a la compañía, lo que motiva su degradamiento a su antigua condición de mozo de ascensor, condición que su enamorada descubre y provoca que ella le rechace (al fin y al cabo, había dejado claro nada más aparecer que buscaba un novio con dinero, con fama y gran deportista). Sólo en el último momento el famoso deportista se apiada de él y accede a firmar el contrato a cambio de que lo asciendan a un puesto rimbombante y bien remunerado. Y es entonces, siendo nuestro protagonista un tipo adinerado, cuando la chica vuelve con él. ¿Final feliz? Más bien no.