Dirigida por Ron Shelton, el film trata de dos boxeadores, buenos amigos, aunque rivales, venidos a menos (interpretados por Antonio Banderas y Woody Harrelson), quienes justamente cuando están al final de su carrera (que tampoco es que haya sido muy brillante, la verdad), tienen la oportunidad de su vida cuando les ofrecen enfrentarse en Las Vegas, aunque tienen que llegar inmediatamente. Cerrará el triángulo Grace (Lolita Davidovich), quien les acompañará en la travesía por el desierto (literalmente).

El film, un clásico de dos perdedores ante una buena oportunidad, está enfocado por el director como de una “road-movie”, en la que los tres protagonistas se desplazan juntos en automóvil para llegar a tiempo al combate.Shelton no escatima convencionalismos a la hora de retratar a los tres, aunque las convincentes interpretaciones del trío hacen que sea inevitable que acabemos sintiendo simpatía por ellos. El tratamiento del director es bastante cercano, destinado justamente a fijarnos en unos perdedores, en sus sentimientos, sus ocasiones perdidas, esperanzas, etc, sin alargar demasiado el metraje, para luego cerrarlo con escenas más de acción otorgándoles una cierta dignidad a los tres, y sin preocuparse mucho en mostrarnos el verdadero combate estrella.

La cámara de Shelton sólo tiene sitio para los simpáticos perdedores en esta película, conscientes de serlo, pero tratados con dignidad. Quizás los insertos para ilustrarnos el gran tinglado que se está organizando son un tanto innecesarios, pero el film, desde la modestia funciona bastante bien, a pesar de ser un producto de consumo, con vocación de ser pequeño pero a la vez comercial.