Los realizadores David Menkes y Antonio Albacete, tras sus dos primeros films parecía que se habían especializado en un tipo de películas más bien ligeras casi todas ellas ambientadas en bares madrileños "post-movida", cuyos estrenos se producían con mucha repercusión en los medios pero con unos resultados más bien discretos. Tras sus dos primeros films (“Atómica, "Más que amor frenesí") parece que decidieron dar un giro mucho más dramático a su trayectoria filmográfica, pero sin abandonar el tono ligero, cercano a la comedia.

Eso parece desprenderse durante el prólogo del film, contado en "off" por la principal protagonista, Marga (Emma Suarez), que en breves minutos nos pone en antecedentes, explicándonos como ha llegado a perder su trabajo y el marido prácticamente el mismo día, y además encontrarse embarazada. Ante un panorama así, en el que prácticamente se ha tocado fondo, Marga sólo puede mirar hacia arriba, e intentar salir del agujero en el que el destino parece que se empeñó en meterla.

Lo cierto es que el prólogo nos puede dar una idea sobre el tono general del film. Es decir, los realizadores mezclan el drama de una madre viuda y en paro, con ciertos toques de comedia, para intentar endulzar las visicitudes por las que ha de pasar la protagonista para salir adelante. El film se beneficia de esa mezcla, bien aderezada en esta ocasión para no escatimar ni situaciones dramáticas pero no extremas. Hay que reconocer que los momentos más cómicos, quizás mejor dicho, distentidos del metraje están bien escogidos sin que parezca excesivo.

Con todo ello, los realizadores consiguen ofrecer una imagen de realismo, incluso de costumbrismo. Al mismo tiempo, pese a que las desgracias se le suceden en poco tiempo, el personaje de Marga transmite un mensaje de optimismo que consigue calar en el espectador. Esto es sobretodo mérito de la actriz Emma Suarez, cuya interpretación es la que acaba sosteniendo el film, consiguiendo ofrecernos un personaje real, con sus debilidades, pero al mismo tiempo fuerte, y por ello creible. También hay que reconocer el trabajo de secundarios como Juan Diego Botto, Mirta Ibarra, Rosana Pastor, Manuel Manquiña, Maite Blasco), quienes consiguen complementar a la protagonista y ofrecernos otras dimensiones del mismo personaje.

No se puede considerar un film redondo, aunque sí es de lo mejor que han rodado sus dos realizadores en su carrera. La acción se atasca más a menos hacia la mitad, cuando la relación entre Marga e Iñaqui (Botto) se estanca en una espiral que los realizadores alargan demasiado, para después romper totalmente el tono general del film en busca del hollywoodiense "happy end", del cual se acaban arrepintiendo. A los realizadores les acaba faltando algo de valentía para llegar hasta sus últimas consecuencias, quedando mucho más preocupados en evitar que el film acabe derivando en un "dramón" que en trazar realmente el retrato de una persona que lucha contra los obstáculos de la vida.