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Voto de Sibila de Delfos:
9
7,0
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Drama
Adaptación de la obra teatral homónima del grupo Animalario. Consiguió nueve premios "Max" (los 'Goyas' del teatro) entre ellos al mejor espectáculo, director y actor principal. (FILMAFFINITY)
15 de diciembre de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo lamento no haber podido verla en teatro en su día, porque debió ser aún más espectacular. La traslación a la pantalla, no obstante, creo que ha sido de diez. Sin perder su esencia teatral, sin casi ningún fundido a negro, con una enorme sencillez.... era Animalario 100% y sin duda Andrés Lima ha hecho mucho para que fuese así, lo más parecido a lo que debió verse en teatro.
Sobre los actores... pues la verdad es que me han encantado todos. Del primero al último. Nuestro Alberto San Juan estaba espléndido, y Raúl Arévalo continúa demostrando que es de lo mejor que hay en España en los últimos tiempos....
Y Roberto Álamo, en el doble papel de Urtain y su muy bestia padre..... pues ya lo dije ayer. Me ha producido un shock similar al que produce ver a Paco Rabal en Los santos inocentes. La manera en que ha personificado esas dudas, ese dolor, esa desesperación por hablar con tantas personas y ver que en realidad ninguna te escucha o te comprende realmente, ese llanto.... ese trabajo corporal.... todo, todo lo que ha hecho Roberto es una lección no sólo de interpretación, sino de trabajo, profesionalidad e introspección. Y ya para qué mencionar su cambio vocal, imitando a la perfección (según me han dicho) la manera de hablar del auténtico Urtain.
Sobre los actores... pues la verdad es que me han encantado todos. Del primero al último. Nuestro Alberto San Juan estaba espléndido, y Raúl Arévalo continúa demostrando que es de lo mejor que hay en España en los últimos tiempos....
Y Roberto Álamo, en el doble papel de Urtain y su muy bestia padre..... pues ya lo dije ayer. Me ha producido un shock similar al que produce ver a Paco Rabal en Los santos inocentes. La manera en que ha personificado esas dudas, ese dolor, esa desesperación por hablar con tantas personas y ver que en realidad ninguna te escucha o te comprende realmente, ese llanto.... ese trabajo corporal.... todo, todo lo que ha hecho Roberto es una lección no sólo de interpretación, sino de trabajo, profesionalidad e introspección. Y ya para qué mencionar su cambio vocal, imitando a la perfección (según me han dicho) la manera de hablar del auténtico Urtain.