Brooks debuta en la dirección con esta película que, si bien hay que suspender un rato la incredulidad, siempre más difícil cuando se trata de temas como la política en la que el espectador está menos dispuesto a colaborar con las cucharadas forzosas y poco sutiles de ideologías y supremacías varias ( no tienen más que ver cómo echan humo todos los usuarios de esta página atacando con saña la asignatura de cultura woke obligatoria para la educación de la ciudadanía) y que, por otra parte, no creo que ninguna década del cine se haya visto libre de ella, no podemos dejar de reconocer que ya aquí el director apuntaba maneras al conducir el relato de forma muy amena generando intriga y tensión, amén de aplicar fórmulas narrativas impecables y ágiles, impidiendo que decaiga la atención del espectador hasta su, un poco manido, final.
Naturalmente algo tiene que ver en esto Cary Grant en la película. Qué queréis que os diga. A mí me ponéis a Cary vestido de esquimal dirigiendo una revuelta árabe en el desierto y yo me la creo a pies juntillas. No sé qué tenía este hombre pero es así. Me hacía tragar con todo.
José Ferrer no se queda corto ¿eh?. Compone un gran villano. Esas cejas aviesas, esa sonrisa mezquina, junto a esos diálogos esclarecedores acerca de la megalomanía de los tiranos conforman un buen retrato de cualquier chulo dictador que en el mundo ha sido.
Tampoco nos podemos olvidar de los magníficos secundarios que, en sus diversos papeles, dignifican y hacen bastante creíble su, un poco, fantasiosa trama. A Hitchcock seguro que también le gustaba esta película, no sé por qué me da. Y no es sólo porque salga Grant.
Por lo demás la trama hay que cogerla un poco con pinzas. Un neurocirujano americano y su esposa, de vacaciones por un país centroamericano ( sin especificar) son secuestrados por un déspota mandatario que precisa sus servicios con toda urgencia , cuyo país se halla al borde de la revolución.
El neurocirujano ( Grant), se las verá y se las deseará para salir con bien del embrollo atendiendo a su ética profesional, sin traicionar sus ideales democráticos, manteniendo adecuadamente una lucha de poder y de lecciones con el tirano, contemporizando con los revolucionarios pero marcando distancias también con ellos que, además, se llevarán a su esposa para presionarle dejando el pabellón americano muy alto en lo que a saber estar, sin perder los nervios, se refiere. Todo un gentleman, amigos.
Y es que...ni el mayor de los tiranos puede hacer mucho frente a un bisturí ( americano, que conste).