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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
8
Drama. Bélico. Romance Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Una humilde familia se ha esforzado por preparar un almuerzo dominical a un soldado desconocido, como gesto de contribución a la causa. Aunque ignoran que la carta de invitación nunca llegó a su destino, un soldado se presentará en su casa y lo recibirán por todo lo alto. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en 1944, en lo más crudo de la II Guerra Mundial y toda la nación y Hollywood se esforzaban en aportar su granito de arena para la causa.
Podemos afirmar que no hay un sólo director de esta época que no tenga en su haber una película hecha para tratar de dar aliento a la población sumergida en ese terrible drama...La guerra.
Y hay que ver con qué sensibilidad y gusto plasma Bacon la tragedia de los seres que se van y los que se quedan. Los que luchan en el frente y los que luchan desde sus casas contra la pobreza, la inflación y la falta de recursos y han de sacar una familia adelante.
Porque aquí no vemos la guerra ni de refilón. Pero sí sus consecuencias y es extraordinaria la destreza de Bacon que impregna de humanidad y dulzura, llena de tacto, la cotidianeidad de una de esas familias sumidas en la pobreza pero plena de afectos y sueños compartidos.
Anne Baxter, excelente actriz, es Tessa, una joven tempranamente obligada a asumir las responsabilidades de cabeza de familia debido a la muerte de sus padres por accidente. Con tres hermanos pequeños y un abuelo tempranamente retirado con una mísera pensión, no se resigna y lucha. Ellos también van a contribuir a la causa y, al igual que sus convecinos, envían una tarjeta de invitación al soldado desconocido para prepararle un almuerzo. Solo que esa tarjeta no llegará a su destino.
Con escenas encantadoras en su sencillez y buen gusto, un guion que no olvida meter ningún drama o conflicto interno...la sutilidad de la mano de Bacon nos va a regalar con momentos verdaderamente arrebatadores.
Quien no escuche la música de orquesta del viejo hotel o no se preocupe de llevar suficiente propina para el maitre, no tiene, en realidad, nada que ofrecer.
Izeta
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