Vehículo musical para mayor gloria de un jovencísimo Frank Sinatra, que ya empezaba a despuntar en su carrera como cantante, se trata de una adaptación de la obra teatral " Room Service" llevada anteriormente al cine por los locos hermanos Marx en " El hotel de los líos".
Y aunque tenemos a un gran elenco entre los secundarios de indudable solvencia para defender y llevar a buen puerto la surrealista farsa, ( Walter Slezak, Adolphe Menjou, Eugene Pallette...), que van a interpretar muy bien sus respectivos papeles, no podemos evitar echar de menos al inefable trío protagónico de aquella, que daba categoría de primera magnitud a cualquier enredo en el que se embarcaran.
George Murphy no es Groucho y también faltan Chico y Harpo y, sin ellos, no podemos evitar darnos cuenta de que la trama, que en esta versión se presenta más acelerada y estridente, presenta una comicidad más forzada y menos natural. La lúcida locura, el estado original de los hermanos Marx, no es aquí más que velocidad y caos que aturde más que divierte, cuyo ritmo, además, se ve interrumpido por la parte dedicada al romance y a los números musicales que, curiosamente, van a resultar lo mejor y más placentero.
La dulce y romántica voz de Sinatra, las canciones de Gloria DeHaven y Anne Jeffreys, algunos números agradables, dulces y bien ejecutados, sin grandes alardes pero bien apañados, junto con la farsa que tiene momentos divertidos, convierten esta película en un agradable, aunque desigual, entretenimiento. Para incondicionales del musical y de la Voz.