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Voto de harryhausenn:
7
7,3
2.831
Documental Colaboración entre la veterana directora Agnès Varda y el artista gráfico urbano y fotógrafo JR (Jean René), un joven francés conocido por sus impactantes obras visuales que consisten en enormes intervenciones gráficas en calles y tejados de diversas ciudades de todo el mundo. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2017
31 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
La buena noticia es que Agnès Varda presenta una nueva película. La mala noticia es que la directora se acerca a los noventa años y pese a su envidiable energía, sabemos que nos acercamos a ver su última película. La directora siempre se caracterizó por una falta de complejos a la hora de posar su cámara, de editar escenas y de contar historias. No en vano se convirtió en méritos propios en la única representación femenina en los inicios de la Nouvelle Vague, siendo además una de las pocas que ha sabido mutar su arte a la par que la juventud se transformaba y que la tecnología se convertía en fenómeno social.

Visages, villages vuelve evidente con su título lo que ya hiciera Varda a lo largo de su filmografía, recopilar pueblos y caras en homenaje a lugares y personas anónimas, siendo su máximo representante el aclamado Los espigadores y la espigadora. En él, Varda recorría Francia retratando gentes que se dedicaban a recoger cualquier tipo de material. Terminaba aquel documental con una explosión emocional al presentarnos a un tipo poco agraciado que recorría los mercados de París comiendo hortalizas de la basura, imagen chocante que olvidábamos minutos después al descubrir que el hombre dedicaba sus horas libres a dar clases nocturnas de francés, gratuitas, a inmigrantes. La directora de lente certera nos muestra la belleza de un perfil incómodo o poco atractivo para el espectador y la novedad de Visages, villages es la participación de las nuevas generaciones en el proceso.

JR es un artista que ha sabido difundir sus obras y sobre todo, aumentar su popularidad, gracias a las redes sociales, en especial gracias a Instagram. La red que muestra las capturas del trabajo del artista se corresponde con un nuevo tipo de público que accede a la expresión artística a través de la tecnología y la instantaneidad. Varda no quiere dejar pasar la oportunidad de conocer estos nuevos canales de comunicación entre el artista y su público y por ello crea este proyecto codirigido, a manera de legado. La directora enseña así a las nuevas generaciones cómo es posible defender unos valores políticos y sociales en el arte en un ambiente en el que el aspecto visual se ha vuelto el principal para el público más joven.

Varda reivindica así, una vez más, la belleza de los perfiles más desapercibidos en una época en la que todos nos paseamos con una cámara consigo: la vecina que se niega a abandonar un bloque de viviendas que representa el antiguo barrio de mineros, los granjeros que ven aberrante cortarle los cuernos a una cabra, las esposas de los obreros del puerto de Le Havre... La directora selecciona el perfil a exponer y el joven artista lo adapta en mural gigante que llega al ojo de los jóvenes usuarios de las redes, mostrando la profundidad de una obra a quien a veces no es capaz de salir de su superficie y sus filtros de imagen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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