Magnífica película por su honestidad, su sencillez, su dirección y su plantel de actores.
Se puede hacer gran cine partiendo de temas humanos y de planteamientos cotidianamente dolorosos (toda aquella generación perdida por culpa de la droga). Al final mucho más compejos que los de otras cintas con pretensiones demasiado trascendentes.
Como indica su acertado título, en esta estimable película todo está en orden; y el espectador cuando termina la proyección se siente reconciliado con su problemática especie y consigo mismo. Una gran lección de ética para ser proyectada a muchos alumnos. Una gran lección sobre cómo recuperar la dignidad perdida, sobre cómo reparar el daño, sobre cómo recuperar el respeto.
Como curiosidad, recuerdo que cuando vi esta película en los cines Babel de Valencia, salí de la sala y me encontré con uno de los responsables del cine, pequeño y en el que todos al final nos reconocíamos. No pude resistir la tentación de decirle: ha sido muy emocionante. El buen cine lo es. Y esta película es buen cine.
Esta película ganó el festival de Málaga, Años después Daniel Guzmán lo ha ganado como director con A cambio de nada. Mi enhorabuena y mi agradecimiento a este gran actor-director en el que siempre he creído.