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España España · A Coruña
Voto de ElVareludo:
8
Drama Debido a la imposibilidad de ascender laboralmente, Chin decide buscar otro trabajo. Su ambición contrasta con la de su pareja, un comerciante cuya única pasión es el béisbol y quizá también una antigua novia, con la que se ha vuelto a encontrar en un viaje de negocios en Tokio. (FILMAFFINITY)
4 de mayo de 2020
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Edward Yang se ha ido convirtiendo con el paso del tiempo en uno de mis cineastas favoritos. Su capacidad de expresar tal cantidad de sentimientos de forma tan sutil, casi disimulada, sin esfuerzo, sin caer en el melodramatismo facilón y sin recurrir al morbo me resulta fascinante.

Yang es capaz de narrar sin enfatizar demasiado, desde la distancia observacional justa para no desconectarnos de sus personajes, que están anclados, no sé si en el pasado, en el presente o en ambos. Es un cine de gestos y de silencios, que son filmados de manera que parezcan espontáneos, reales. Se narra de forma lineal, pero sin ofrecer señales ni llamadas de atención innecesarias al espectador, pintando cuidadosamente un lienzo gigantesco en el que se van acumulando conversaciones, personajes e imágenes de la ciudad; pero no de una ciudad cualquiera, sino la de un país asiático invadido por el capitalismo, sin caer en maniqueísmos excesivos: nos muestra su lado más amable (los pubs, la fiesta, las canciones extranjeras en la discoteca, los paseos nocturnos en moto) pero sobre todo su lado monstruoso (la miseria, el juego, la soledad, el aislamiento, la incomunicación, el mundo laboral decadente, la metrópolis inmensa y llena de luces, pero muerta).

La visión del Taiwán de su época es un legado de valor incalculable, en la que un extranjero, alguien que no sepa nada sobre el país y su historia, puede perfectamente sumergirse y comprender de lo que Yang nos está hablando. De un mundo que es suyo, porque lo vive y lo siente, pero que a la vez le es ajeno. Una forma de pensar nostálgica y que parece tener más presentes los recuerdos de un país que dejó atrás temporalmente y que, al volver, ya no era el mismo, aunque él sí lo fuese.

Esta forma de hacer cine, que además de su estilo narrativo posee imágenes con mucha fuerza y una meticulosa puesta en escena, pienso que ha podido ser influyente en algún otro cineasta posterior, como Jia Zhangke, que mira al pasado (o al presente) con esa honestidad que solo alguien que ha vivido lo que está contando puede ofrecer.

Aunque posteriormente el estilo de Yang va a empezar a virarse más todavía a la filmación de un personaje "colectivo" y a alejarse cada vez más de la narración - y volverse, quizá, un cineasta todavía más "atmosférico" o "impersonal" - en alguna de sus primeras películas ya parece conseguir lo que busca a la perfección.
ElVareludo
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