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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama La celebrada pianista Sandra Kovak (Mary Astor) descubre que no está realmente casada con el aviador Peter van Allen, así que cuando este se casa con Maggie Patterson, ella decide utilizar un poderoso recurso para recuperarlo, cosa que también pretende conseguir Maggie. (FILMAFFINITY)
8 de mayo de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The far horizon” fue una novela escrita por Polan Banks en 1936, en la cual se basó la prolífica guionista Lenore Coffee (“Flor del desierto”, “Chicago”, “Cuatro hijas”…) para escribir el guión que, luego, el director Edmund Goulding llevaría al cine. Al no conocer la novela de Banks, ignoro si fue él quien se inspiró en “La solterona” (1921), el libro de Edith Wharton que sirviera de base para la película anterior de Goulding con Bette Davis, pero se me hace creer que fue durante el rodaje, cuando al ver el mediocre guión que pusieron en sus manos, Goulding y las propias actrices Bette Davis y Mary Astor comenzaron a revolcarlo hasta convertirlo en una versión desde otro ángulo de “La solterona”, película con la que Goulding y la Davis cosecharan otro gran éxito.

Lo cierto es que el cuento se asemeja bastante: En “LA GRAN MENTIRA”, la prestigiosa pianista Sandra Kovak, aparece casada con el aviador Peter van Allen, pero el corazón de éste no deja de levantar vuelo hacia otro amor al que no consigue abandonar nunca y que se llama Margaret Patterson. Cuando Pete se entera, por su abogado, de que su matrimonio con Sandra aún no es válido porque al divorcio de ella le faltan unos pocos días para ser legalizado, algunas cosas de su pasado con Maggie comenzarán a removerse. ¿No les recuerda esto al “Mr. and Mrs. Smith” de Alfred Hitchcock? ¿Quién copió a quién si ambas películas se estrenaron el mismo año 1941? Es fácil deducirlo.

Las semejanzas, tras dos mujeres enamoradas del mismo hombre, seguirán después con Pete desaparece… el hijo que nace… quién lo cría… y el cuento, modificación muy blanda de “La solterona” no logra sostenerse lo suficiente, no obstante el esfuerzo de sus actores para darle una verosimilitud que nos convenciera. En estas, George Brent hace sus propios aterrizajes en avioneta ya que él era piloto, y Mary Astor nos hubiera hecho creer que era ella la que tocaba tan magníficamente el piano durante sus conciertos… de no ser porque, la edición, hace evidente que están ocurriendo otras cosas.

Edmund Goulding se esfuerza por hacer la película visualmente atractiva; la trama daba para pensar en cosas un tanto grotescas pero que ofrecieran mayor sorpresa… y al final, ese rostro dulce y gentil que tuvo Mary Astor hasta la eternidad, quizás se torne coherente con otras cosas, mientras que Bette Davis dejará, por esta vez, de depender de sí misma… y deberá quedar a la espera de la decisión de quienes la rodean.

El desenlace suena a ¡tenemos que acabar ya! Y el filme termina dejando un sabor a almuerzo liviano de esos en los que uno se queda preguntando: ¿Y dónde está el postre?

Título para Latinoamérica: “LA MENTIRA”
Luis Guillermo Cardona
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