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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Comedia Una pareja deja su apartamento de Nueva York para mudarse a una desvencijada granja en Pennsylvania, donde se supone que durmió George Washington durante la Revolución Americana. (FILMAFFINITY)
16 de febrero de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bill y Connie Fuller, son una pareja de casados… y cada uno tiene una visión muy diferente de la vida: A Bill le encanta la ciudad con su humo, su bullicio y sus multitudes. Se siente feliz con lo moderno y piensa en el campo como algo intimidante. Connie, en cambio, adora las antigüedades, la fascina la vida campestre y no ve la hora de poder escapar de los ruidosos apartamentos de la ciudad. Por estas pequeñas o grandes diferencias, según se mire, Bill y Connie, constituyen una pareja perfecta: Se complementan, se confrontan, ven entre sí dos polaridades del ser, y cada uno descubre del mundo lo que siempre se ha negado a ver.

Ahora es el turno de Connie. Tras muchos años de ir de apartamento en apartamento por toda la ciudad, la bella esposa ha tomado la delantera, y con el dinero ahorrado junto a su marido, ha adquirido una casa campestre que tiene, según ella cree, un singular y "muy importante valor histórico": ¡Allí durmió George Washington, antes de partir hacia una de sus batallas!

Cuando se mudan por fin, se encuentra, Connie, con la mayor de sus ilusiones… y Bill siente que ha llegado al averno, pues, todo lo que encuentra es una casa destartalada, sin agua, sin baños y hasta con un "sendero secreto”, por el que Bill baja, en un santiamén, hasta el primer piso.

El guion -escrito por Everett Freeman, partiendo de la obra homónima que escribieran, Moss Hart y George S. Kaufman, la cual se estrenó en Broadway el 18-10-1940 y tuvo 173 representaciones- contiene encantadores personajes que se darán cita en aquella histórica casona que, entre la pareja y sus ayudantes, procurarán convertir en algo tan distinto que, quizás el marido consiga ver como un lugar digno ¡y suyo! Él es un hombre mordaz, inconforme y profundamente deseoso de comodidad, pero, tan enamorado que nunca deja de complacer a su preciosa y equilibrada esposa, quien jamás se altera, cantaletea o grita (¿No les parece soñada?)… y de esta manera, Connie se sale siempre con la suya porque, con semejante temperamento, se doblega hasta el más curtido.

A la familia la acompaña un singular -aunque no tan singular- grupo de personajes que dejará huella: Hester (Hattie McDaniel), una malgeniada empleada del servicio a quien ellos toleran sin dificultad alguna. ¿Por qué será? El señor Kimber (representado estupendamente por Percy Kilbride, el único actor que pasó de la obra al cine), un mayordomo avivato que poco agrada a Bill, porque siempre anda pidiendo cosas que no se necesitan, y con Connie siempre las consigue. El tío Stanley (Charles Coburn), el “ricachón” de la familia en quien todos confían que les dejará su gran herencia. Madge (Joyce Reynolds), la preciosa joven que se derrite por los hombres mayores que tengan algo que enseñarle… y claro, a su lado tiene a un chico que sueña con su amor.

Esta película contiene gracia, encanto y personajes adorables fáciles de reconocer en cualquier parte; situaciones hilarantes por montones... ¡y unos diálogos de elevada causticidad pocas veces visto en el cine!

Maravilloso, Jack Benny (“Charley’s Aunt”, “To be or Not to be”…); fascinante, Anne Sheridan (“They made me a Criminal”, “King’s Row”…), y hasta Terry, la célebre perrita Toto de, "El Mago de Oz", aquí llamada Rommy (!Todos insisten en que sea macho!), resulta inolvidable.

<<AQUÍ DURMIÓ GEORGE WASHINGTON>>, es un filme que trajo alegría a borbotones durante la guerra... y aún sigue deleitando a mucha gente -nosotros entre ellos-, en cada ocasión que decidimos verla.
Luis Guillermo Cardona
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