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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama. Intriga. Thriller Tom Ripley (Matt Damon), un joven empleado de una empresa de servicios de Manhattan, pide prestada una chaqueta de Princeton para tocar el piano en una fiesta. Cuando el rico propietario de la casa charla con él, Ripley le hace creer que es amigo y compañero de universidad de su hijo Dickie (Jude Law); entonces, el padre ofrece a Tom mil dólares si va a Italia y convence a Dickie para que regrese a casa. Cuando conoce a Dickie, que es ... [+]
12 de julio de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La novela, “The Talented Mr. Ripley” (1955), primera de la serie conocida como “Ripliad” (cinco títulos con el personaje Tom Ripley), ya había sido llevada al cine por el director francés, René Clemént. “Plein Soleil” (1960), fue una obra de marcada efectividad y notable éxito comercial que se sigue recordando con sorprendente frecuencia, primero, por su magnífica trama argumental sembrada con matices psicológicos muy bien plantados, e indudablemente, por el carismático trío protagonista: Alain Delon, Maurice Ronet y Marie Laforêt.

Cuatro décadas después, el director inglés, Anthony Minghella (“The English Patient”), hace una nueva adaptación de la novela de Patricia Highsmith, y ocupándose él mismo de la escritura del guion, trazó una versión que aunque, inevitablemente, admite puntos de comparación con la obra de Clément, se aleja claramente de ella haciendo una suerte de puesta al día muy particular.

¿Aciertos? Me resulta positiva su recreación de la estrecha amistad que se produce entre los estadounidenses, Tom Ripley y Richard (Dickie) Greenleaf, adosada con ese ambiente de jazz que, además de festivo y reflejo del polo amable de los protagonistas, preserva el arraigo cultural del que es bien difícil sustraerse. Por la misma razón, es que ya el barco no se llama “Marge” sino “Bird” … y los nuevos amigos, Meredith y Peter, son también turistas de habla inglesa. Es decir, Mongibello (e Italia entera), luce aquí como una suerte de colonia donde, los descendientes del Tío Sam, traerán un poco de luz y otro tanto de oscuridad… ¡más o menos como ocurre en todas partes donde se encuentran!

También me gustan los nuevos matices que adquiere el personaje de Marge, pues, como corresponde a la época, es más libre, más crítica y comprometida con lo que ocurre a su alrededor. Molesta, sí, que sea tan llorona… pero, ¡eso tampoco se aleja de la realidad! Y, fíjense bien, Marge es la única que comprenderá por donde va el agua al molino… solo que, en la sociedad machista que seguimos padeciendo, es poco todavía lo que se escucha a las mujeres.

Había, pues, de donde coger para lograr una muy buena película, porque, además, la carita a lo Julius Kelp (“The Nutty Professor”, 1963), de Matt Damon, confirma esa sorprendente e insospechable dualidad humana, según la cual, un rostro de ángel puede esconder, perfectamente, una mente psicópata. Los famosos, Jeckyll & Hyde, que le debemos al gran, Robert Louis Stevenson, y por supuesto, a los avances de la psicología dinámica.

Y entonces, ¿cuáles son los desaciertos? El peor de todos, fue haberle asignado a Ripley ese matiz homosexual, porque, en su pretensión de puesta a tono con la época -y quizás queriendo complacer a la autora de la novela que, privadamente, era lesbiana- termina asociando homosexualidad con mente enferma… y esto, no hace favor alguno a la comunidad LGBT que se encuentra abogando -merecidamente- por su reconocimiento (e inclusión) en la sociedad.

Por otra parte, el proceso de desmoronamiento moral que, en la novela y en la obra de Clément, se va dando, gradualmente -como debe ser-, hasta justificar el desdoblamiento de personalidad, aquí es algo bastante abrupto y es más un momento de instintiva explosividad que una respuesta psíquica la que motiva el incidente. Lo que ocurre con, Peter, tampoco tiene mayor asidero… y así, el filme se viene a menos, hasta llegar a ese cierre que nos deja con un cierto desencanto, aunque, curiosamente, pienso que la escritora lo hubiese acogido mejor.

Título para Latinoamérica: EL TALENTOSO SR. RIPLEY
Luis Guillermo Cardona
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