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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Bélico James Cagney es un piloto que se enrola en la fuerza aérea canadiense durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). (FILMAFFINITY)
12 de diciembre de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine patriótico, es una especie de subgénero que surgió a raíz de las dos guerras mundiales. Se trataba de utilizar este gran medio de comunicación de masas para ensalzar a los ejércitos locales; dejar mal parados a los enemigos; y elevar el ánimo del pueblo para que se comprometiera decididamente en la lucha por la defensa nacional. En términos generales, éste ha sido sin duda el tipo de cine más sesgado, idealista, y de mal gusto que haya podido hacerse… pero, por supuesto, no puede generalizarse, pues, al haber comprometido en su realización a algunos de los mejores directores de la historia, éstos, cuando podían, se zafaban del yugo patriotero y se esforzaban por contar historias de verdadero significado aunque, al final, el encomio militar tuviese que quedar sentado.

En Hollywood, directores tan valiosos como, Frank Capra, John Huston, John Ford, William Wyler… y Michael Curtiz, fueron llamados en tiempos de la II Guerra Mundial, para que hicieran filmes patrióticos. Entre 1941-43, Curtiz fue prácticamente asignado para rodar películas argumentales con esta temática y, <<CAPITANES DE LAS NUBES>>, fue la segunda de ellas.

El guion -firmado por, Arthur T. Horman, RIchard Macaulay y Norman Reilly Raine- está bellamente rodado con una impecable fotografía a color de la que se ocuparon cinco cinematografistas: Sol Polito y Wilfred M. Cline, para las escenas en locación; y Dyer, Marshall y Hoch, para la espectacular fotografía aérea que les mereció una nominación a los premios Oscar.

Curtiz logra que, la primera mitad de la película, sea una atractiva y significativa comedia, en la que dos pilotos civiles de los bosques canadienses, chocan entre sí por sus contratos laborales y por el amor de una preciosa, pero frívola chica... que cede ante los dos. Sin querer-queriendo, surge entre ellos una rabiosa, pero profunda amistad, que extrae de lo más profundo de sus seres, una gran capacidad de lealtad y sacrificio.

La segunda parte, tiene ya los obligados efugios patrioteros, pero la amistad se sostiene eficientemente y el director consigue una acción muy atractiva con un equipo de brillantes pilotos de la Real Fuerza Aérea de Canadá que controla el aire con enorme pericia. El filme así, resulta bastante entretenido, y sólo las consabidas entregas de medallas y los emocionados discursos en pro de la patria, ponen un grado de sosería a un filme que, en general, divierte y alecciona.

James Cagney, quien influyó notablemente en el guion final, logra una eficientísima actuación; y Brenda Marshall –la María de, “The Sea Hawk”- luce más bella que nunca como la coqueta Emily, quien habrá de recibir una lección que quizás la cambie para siempre.
Luis Guillermo Cardona
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