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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama Cat Storm sólo quiere integrarse en el exclusivo grupo del instituto Hewitt en el barrio alto de Manhattan. Ella está interesada en William, el chico más popular del instituto, mientras su mejor amiga, Delilah, es una mala influencia que sólo ocasiona problemas... (FILMAFFINITY)
12 de septiembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hecho el balance, resulta tan impropio ser de aquellos padres que dan amor a sus hijos, pero que no se comprometen suficientemente con sus necesidades básicas de manutención (adecuada alimentación, un techo digno, atención en salud, un colegio decente, recreación…), como hacer parte de aquellos otros que cubren todas las necesidades económicas, pero que son eternos ausentes en la comunicación, en lo afectivo, en el acompañamiento… y hasta en el buen ejemplo moral.

Aquellos van a criar hijos inconformes, insatisfechos, con frustraciones… pero darán también lugar a casos muy afortunados en los que la carencia y el sufrimiento, lleva a los muchachos a asumir con entereza el estudio y a emprender, luego, proyectos muy positivos con los que conseguirán salir adelante. Y los padres de aquellos hijos que “lo tienen todo”, verán casos muy lamentables donde estos asumen profesiones que para nada les hacen felices, les verán metidos en adicciones degradantes, o en el peor de los casos, suicidándose, al sentir que, lo que al final tienen, es un inmenso vacío afectivo y espiritual, que no lo llena absolutamente nada material.

A este segundo grupo de padres, pertenecen los chicos que protagonizan la corriente pero verosímil historia de “TART (Quiero probarlo)”. Son alumnos de una secundaria privada, lucen saludables, nunca les falta lo que necesitan materialmente y quizás por esto mismo se animan a experimentar todo aquello que subvierte lo convencional (una de esas formas de estar in que, en ocasiones, es pura in-genuidad): Robar en una tienda o en una casa, consumir psicoactivos, experimentar el sexo con otras variables… y nada los retiene, porque, moral e integridad son cosas que no brillan en sus hogares.

Con una cierta reiteración de lugares comunes –aunque en definitiva es así como vivimos la mayoría-, pero con una agradable ambientación y una atractiva banda sonora, “TART”, opera prima de la actual exitosa presidente de los Estudios Cineflix, Christina Wayne –quien además ha escrito el guión- resulta interesante, aún sin ofrecer marcados relieves en aspecto alguno, porque deja bien recreadas las causales por las que los chicos se apegan a sus marginales grupos y caen tan fácil en las improcedencias.

La actuación de Dominique Swaim (como Catherine Storm), mejora a las claras lo logrado en su debut como protagonista (“Lolita”) y sobre todo, Bijou Phillips, resulta estupenda en su rol de la linda, locuela e incomprendida, Delilah Milford. En roles adultos -que compensan la liviana actuación de otros chicos-, Alberta Watson y Michael Murphy como los padres separados de Cat, y Melanie Griffith, la vulgar y licenciosa madre de Delilah, se encargarán de demostrar a la vida que, papás así, quizás no se merezcan el precioso regalo que la vida les ha dado.

Creo que “TART” es una película apta para discutir en colegios y en los hogares.
Luis Guillermo Cardona
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