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Voto de Luis Guillermo Cardona:
5
Comedia Norman Truscott (Norman Wisdom) es un modesto dependiente de una tienda que sueña con convertirse en cantante. Cuando Vernon Carew -un compositor e intérprete venido a menos- escucha lo bien que canta, se le ocurrirá una estratagema para volver a recuperar su prestigio personal. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2013
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A veces, los productores requieren con urgencia alguna película en la que figuren sus grandes estrellas, porque llegan las temporadas altas para las taquillas (verano, navidad, vacaciones de mitad de año) y siempre confiados en que el público asistirá por el simple placer de ver a sus ídolos, con frecuencia promueven proyectos muy simples, de bajo presupuesto… y hasta con historias pegadas de cualquier filme que en otro tiempo haya sido un éxito. Algo así debe haber motivado la realización de “NORMAN EL AMANTE”, porque es evidente que sus guionistas se pegaron de “Cantando bajo la lluvia”, el filme hollywoodense que había sido un gran éxito siete años antes. Incluso tomaron la idea central de Svengali (el célebre personaje de la novela “Trilby” que escribiera George du Maurier en 1895), para justificar el dependiente romance entre el aspirante a cantante y la joven discapacitada. El resto, fue añadir pequeñas modificaciones que, infortunadamente –la ligereza se paga- poco consolidaron una historiecilla hecha sin otro propósito que hacer pasar el rato a los espectadores.

Se trata esta vez de Norman Truscott, el joven empleado de una tienda quien confiesa a Vernon Carew, reconocido compositor y cantante, su deseo de cantar en los escenarios. En la próxima presentación del famoso artista, Carew se dará cuenta de que su estrella se está apagando… y queda asombrado al ver como él publico acoge a Norman cuando –entrometido- canta un trozo de su canción. Entonces para mantenerse en las tarimas, el viejo cantante decide utilizar a su pupilo: lo pone a estudiar música, lo convierte en su pésimo sirviente… y cada tanto aprovecha para grabar con su limpia voz sus mayores éxitos, los cuales utilizará luego en playback durante sus presentaciones personales.

Así se remonta esta modesta historia de explotación, abuso de confianza y conchudez, por parte de una de esas estrellas que siempre avergüenzan al mundo del arte, porque haciendo las veces de vampiros, se forjan una carrera a punta de fraudes poniendo el talento de otros a su disposición sin escrúpulo alguno.

No logra cuajar bastante esta historia, le falta vuelo a su propósito de comedia, aunque hay que ser justos diciendo que tiene uno que otro apunte como ese de poner a Norman a cantar en la bañera en contraposición a Gene Kelly cantando bajo la lluvia, y dos o tres más. Y también, deja bien sentada su intolerancia con el abuso y la explotación en una escena climática que resultó realmente bien realizada.
Luis Guillermo Cardona
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