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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Thriller. Intriga Tom Ripley es un refinado y cruel traficante de obras de arte que se ha retirado a vivir al Véneto (Italia) con una violonchelista. Inesperadamente sus negocios se complican, pero en esta ocasión no quiere intervenir personalmente; lo que quiere es poner a prueba la honradez de un honrado padre de familia gravemente enfermo. (FILMAFFINITY)
9 de julio de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algún tipo de poderoso resentimiento atormenta el alma del estadounidense, Tom Ripley, porque, ante cualquier tipo de situación en la que se sienta irrespetado, surge en él, de inmediato, un deseo incontenible de castigar a aquel que ha propiciado el improcedente hecho… y lo mismo se le puede ocurrir asesinarlo, que meterlo en una trampa donde el resultado pretende que sea el mismo: ¡borrarlo de la lista de los vivos!

Ripley, un hombre culto, amante del arte, los lujos y las mujeres guapas… ¡aunque su físico no le ayude lo suficiente!, se mueve en el mundo de los sucios negocios y trafica con arte de los más grandes artistas. Su más reciente caso lo pone ante un amigo, Jonathan Trevanny, un enmarcador que se burla de él… y de inmediato, Ripley se lo propone a su socio, Reeves, para que lo tiente y lo ponga en el caso de asesinar a un miembro de la mafia rusa que ha entrado en sus terrenos. Trevanny sufre de Leucemia… sus días están contados… y la oferta que van a hacerle, podría dejar a su familia en condiciones mucho más holgadas… y a Ripley libre de él.

Dentro de la serie de cinco novelas tituladas, ‘Ripliad’, que escribiera Patricia Highsmith, las cuales tienen como protagonista a ese brillante e impulsivo delincuente llamado Tom Ripley, “Ripley’s Game” (El Juego de Ripley, 1974), es la tercera publicación, y ya había sido llevada al cine por Wim Wenders con el título, “Der Amerikanische Freund” (1977).

Veinticinco años después, es la directora italiana Liliana Cavani, quien se atreve a rehacer esta sugerente y atractiva historia que, contiene todos los elementos de una sólida trama criminal, finamente aderezada con valores humanos que quizás nos remuevan unas cuantas fibras. Se cuecen aquí, esa suerte de imbricados hilos que llevan a ciertos hombres a situaciones extremas de las que pareciera no haber forma de zafarse, y a la vez, se nos pone ante el hecho admirable de que, la esencia divina de cada ser humano sigue bien adentro por más que, éste, se desvíe del camino.

John Malkovich (Ripley), resulta impecable jugando a la dulce venganza, pero a punto, quizás, de caer él mismo en la dulce trampa de la amistad. También aquí, el universo se juega sus cartas y una relación muy especial es la que vamos a presenciar entre dos hombres que ahora lucen tan cerca de la muerte como de la vida. Por su parte, Dougray Scott (Trevanny), es el hombre al que, el amor por su esposa y por su hijo, lo anima a dar el tentador paso en falso, pues, siente que ya no tiene mucho que perder y, sí, muchas co$a$ por ganar.

La Cavani (¡como recuerdo “La Pelle”!), logra con, <<EL JUEGO DE RIPLEY>>, otro brillante ejercicio donde mantiene la dinámica narrativa con excelente pulso y logrando que la historia se crezca con cada nueva escena que transcurre. Los diálogos son concisos y de muy cuidada efectividad; y los excelentes matices de los protagonistas, dan fuerza a una trama que no tiene pierde. La puesta en escena denota buen gusto y un preciso contraste… y la partitura de Ennio Morricone, bien complementada con algunas llamativas canciones de otros intérpretes y compositores, resulta una buena adición al magnífico ejercicio de suspenso y thriller que presenciaremos durante 110 minutos.

Lástima que, siete años antes -el 4 de febrero de 1995-, se hubiese marchado de este mundo, Patricia Highsmith, porque creo que se hubiese sentido muy a gusto de que, otra mujer, hubiese hecho, por fin, de su novela, una impecable película.
Luis Guillermo Cardona
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