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Voto de TOM REGAN:
7
6,4
48
Drama
Un curtido granjero (Jason robards) comete un error e intentará remediarlo. Su mujer (Olivia de Havilland), una antigua maestra de escuela, se entrega por completo al cuidado de su marido y de sus hijos. Noveno episodio de la serie ABC Stage 67. (FILMAFFINITY)
16 de abril de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
95/08(08/04/23) Sugestivo drama en formato mediometraje televisivo transmitida por primera vez por ABC como episodio piloto de la serie antológica Stage 67 el 23 de noviembre de 1966. Lo he visto con motivo de mi afán completista de la filmografía del enfant terrible de Hollywood Sam Peckinpah, y es que aquí dirige y guioniza, adapta la novela corta homónima de la autora estadounidense Katherine Anne Porter de 1937. Gusto de escudriñar en los comienzos de los grandes cineastas, y este, con obras como “The Wild Bunch”, “Pat Garret & Billy the Kid” o “La Huida” lo es, soy fan de buscar marcas de lo que está por venir y aquí las hay bastantes del conflictivo ‘Bloody Sam’. Entonces Peckinpah era un paria de Hollywood después de la problemática producción “Major Dundee” (1965) y su despido del set de “The Cincinnati Kid” (1965). Tuvo un golpe de suerte cuando el productor Daniel Melnick necesitaba un escritor y director para adaptar la novela corta de Porter a la televisión. Melnick era un gran admirador de la serie de tv de Peckinpah “The Westerner” y su película de 1962 “Ride the High Country”, y había oído que el director había sido despedido injustamente de “The Cincinnati Kid”. Contra las objeciones de muchos dentro de la industria, Melnick contrató a Peckinpah y le dio rienda suelta. Peckinpah completó el guión, que Miss Porter respaldó con entusiasmo. El telefilm fue un éxito de crítica, con Peckinpah nominado por el Writers Guild a la Mejor Adaptación de Televisión y el Directors Guild of America a la Mejor Dirección de Televisión. El protagonista Jason Robards mantendría una copia personal de la película en su colección privada durante años, ya que consideraba que el proyecto era una de sus experiencias profesionales más satisfactorias. La adaptación de Peckinpah de “Noon Wine” es hoy considerada una de las obras más íntimas del director, revelando su potencial dramático y profundidad artística. El inesperado éxito de la película sentó las bases para su regreso profesional. Después de una asignación de televisión adicional, la venta de un guión de largometraje (para “Villa Rides” de Buzz Kulik) y un breve compromiso docente en UCLA, Peckinpah finalmente fue contratado por Warner Bros, poco después dirigiría el pináculo de su carrera la Colosal “The Wild Bunch” (1969). Peckinpah volvería a trabajar con Daniel Melnick en la película “Straw Dogs” de 1971.
La película comienza en la granja lechera de Royal Earle Thompson (Jason Robards), perezoso pero amable. De la nada aparece un hombre llamado Olaf Helton (Per Oscarsson), en busca de trabajo. Helton no dice mucho más que "eso está bien", y parece tener un temperamento en lo que respecta a sus preciosas armónicas, pero es un gran trabajador. A Thompson y su familia les llega a gustar el tipo. Inevitablemente, sin embargo, el misterioso pasado de Helton vuelve para atormentarlos a todos.
Protagonizada por un gran Jason Robards, en su primera colaboración con el director volverían a trabajar en “La Balada de Cable Hogue” (1970) y "Pat Garrett & Billy the Kid" (1973). Junto a ellos la mítica Olivia de Havilland (eterna Melania de “Lo que el viento se llevó”) en su primera ocasión tv. También están en el reparto actores fetiches (y compañeros de borracheras) de Peck. como son Ben Johnson (como el sheriff Barbee) y LQ Jones.
Un film de engañoso ambiente de western, sobre todo por lo que uno ha visto que hace Peck en este género con la violencia, aunque la hay en pequeñas dosis (el enfrentamiento de Royal con el caza recompensas que acaba con la imagen de coger un hacha y hay una elipsis; y la escena en que atrapan a Helton como a un jabalí acorralándolo) este es un drama intimista, estructurado se puede decir en dos partes. Por un lado, está la relación que se establece entre la familia de granjeros Thompson con su nuevo empleado, un taciturno y misterioso tipo, obsesionado con su armónica. Segmento con dosis de humor en la personalidad del ocioso dueño de la granja ("No cambio los pañales de mis hijos, así que, por qué debería tratar de destetar a un ternero?", dice como excusa a su vaguedad). Y con un momento definitorio de las personalidades en el choque que hay entre Helton y los dos traviesos hijos de Royal, estos juegan a hurtadillas con las armónicas del empleado y este les da unos meneos, los padres lo ven a lo lejos y se ponen de parte del trabajador; Está la escena parteaguas una buena secuencia en como Peckinpah edifica la intensidad en el diálogo entre Homer T. Hatch (buen Theodore Bikel) el caza recompensas y Royal, hasta explotar todo; Y la segunda parte nos sumergimos en una especie de ‘Crimen y Castigo’ de Dostoyevski, donde la justicia es solo algo tangencial comparado con el sentido de culpa, las ansias de redención, ello en un juego cargado ambigüedad al habernos ‘hurtado’ el director de saber si lo que dice el protagonista es verdad o no, lo que acrecienta nuestra sensación de estar en el papel de la esposa de no saber que creer. Un tramo este segundo que por el formato de mediometraje queda bastante apresurado, falta tiempo de poso, es una tara que hay que entender por ser solo apenas tres cuartos de hora. Aun así, la idea queda bien delineada, con elipsis ágiles, saltándonos el juicio.
Se tocan temas (además de los mencionados) como el aislamiento de las comunidades rurales, su endogamia, la forma de tratar a los enfermos mentales, el poder de los rumores, o la amistad. También se hace una crítica a lo maleable de la justicia. Retrato de un hombre que queriendo hacer el bien se encuentra atrapado entre medias verdades.
La película comienza en la granja lechera de Royal Earle Thompson (Jason Robards), perezoso pero amable. De la nada aparece un hombre llamado Olaf Helton (Per Oscarsson), en busca de trabajo. Helton no dice mucho más que "eso está bien", y parece tener un temperamento en lo que respecta a sus preciosas armónicas, pero es un gran trabajador. A Thompson y su familia les llega a gustar el tipo. Inevitablemente, sin embargo, el misterioso pasado de Helton vuelve para atormentarlos a todos.
Protagonizada por un gran Jason Robards, en su primera colaboración con el director volverían a trabajar en “La Balada de Cable Hogue” (1970) y "Pat Garrett & Billy the Kid" (1973). Junto a ellos la mítica Olivia de Havilland (eterna Melania de “Lo que el viento se llevó”) en su primera ocasión tv. También están en el reparto actores fetiches (y compañeros de borracheras) de Peck. como son Ben Johnson (como el sheriff Barbee) y LQ Jones.
Un film de engañoso ambiente de western, sobre todo por lo que uno ha visto que hace Peck en este género con la violencia, aunque la hay en pequeñas dosis (el enfrentamiento de Royal con el caza recompensas que acaba con la imagen de coger un hacha y hay una elipsis; y la escena en que atrapan a Helton como a un jabalí acorralándolo) este es un drama intimista, estructurado se puede decir en dos partes. Por un lado, está la relación que se establece entre la familia de granjeros Thompson con su nuevo empleado, un taciturno y misterioso tipo, obsesionado con su armónica. Segmento con dosis de humor en la personalidad del ocioso dueño de la granja ("No cambio los pañales de mis hijos, así que, por qué debería tratar de destetar a un ternero?", dice como excusa a su vaguedad). Y con un momento definitorio de las personalidades en el choque que hay entre Helton y los dos traviesos hijos de Royal, estos juegan a hurtadillas con las armónicas del empleado y este les da unos meneos, los padres lo ven a lo lejos y se ponen de parte del trabajador; Está la escena parteaguas una buena secuencia en como Peckinpah edifica la intensidad en el diálogo entre Homer T. Hatch (buen Theodore Bikel) el caza recompensas y Royal, hasta explotar todo; Y la segunda parte nos sumergimos en una especie de ‘Crimen y Castigo’ de Dostoyevski, donde la justicia es solo algo tangencial comparado con el sentido de culpa, las ansias de redención, ello en un juego cargado ambigüedad al habernos ‘hurtado’ el director de saber si lo que dice el protagonista es verdad o no, lo que acrecienta nuestra sensación de estar en el papel de la esposa de no saber que creer. Un tramo este segundo que por el formato de mediometraje queda bastante apresurado, falta tiempo de poso, es una tara que hay que entender por ser solo apenas tres cuartos de hora. Aun así, la idea queda bien delineada, con elipsis ágiles, saltándonos el juicio.
Se tocan temas (además de los mencionados) como el aislamiento de las comunidades rurales, su endogamia, la forma de tratar a los enfermos mentales, el poder de los rumores, o la amistad. También se hace una crítica a lo maleable de la justicia. Retrato de un hombre que queriendo hacer el bien se encuentra atrapado entre medias verdades.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... Está el juego al que nos acostumbró Peckinpah en su filmografía, a los personajes grises, impregnando de un clima melancólico el metraje de 48 sustanciosos minutos, todo para desembocar en un final nada acomodaticio, valiente, propio del gran director que era Sam. Las miguitas de pan ‘peckipahianas’ se pueden ver en más elementos, como es la misoginia en la forma en que se relaciona este matrimonio sin amor, se pueden ver en la lealtad masculina que se establece entre Royal y su empleado Helton, como lo defiende, aunque hay pruebas contra él, algo muy presente en toda las pelis de Peck. Y yendo al terreno de lo técnico, tenemos a dos colaboradores maravillosos con los que el director arrancó sus colaboraciones. El cinematógrafo Lucien Ballard, con el que fue su primera trabajo de los cinco que tuvo (“Grupo Salvaje”, “La balada de Cable Hogue”, “El rey del rodeo” y “La Huida”), así como con el compositor musical Jerry Fielding empezarían aquí su fructífero binomio continuado en cinco films más (“Grupo Salvaje”, “Perros de paja”, “La Huida”, “El rey del rodeo”, “Quiero la cabeza de Alfredo García” y “Los aristócratas del crimen”). Aunque Aquí están la fotografía demasiado encorsetada por su carácter de telefilm, siendo esta muy rutinaria, así como la banda sonora con alguna melodía country que no deja huella alguna.
Las actuaciones destacan por un Jason Robards siempre marcando carácter y carisma con mucha naturalidad y frescura, muy bueno en la segunda parte cuando demuestra que el peso del mundo se le viene encima; Olivia de Havilland está brillante en un típico rol suyo de mujer apocada que habla más por lo que calla con su expresividad que por lo que dice, excelente en su caustica relación con su esposo; Per Oscarsson como Helton me ha sido un poco histriónico, pasado de vueltas en su sobreactuación.
Spoiler:
Rush final: ‘Bien puede ser que fuera solo la forma en que Royal afirma, pero para Ellie, su testimonio es, sin embargo, una mentira y la tortura. Incluso después de que Royal es absuelto en el juicio, a la comunidad no le agrada y se propone tratar de convencer a todos de que es inocente, arrastrando a Ellie a una ronda de encuentros con las familias vecinas. Destrozado porque nadie, ni siquiera su propia esposa le cree y atormentado por la culpa de saber que él fue indirectamente responsable de la muerte de Helton, Royal solo ve una salida. La película termina con una imagen escalofriante de Ellie moralmente recta cuando escucha el disparo desde el granero.’ Esto lo vemos con una turbadora imagen exterior en la noche de la granja, vemos el destello de un disparo acompañado de un sonido de estruendo.
Este es un telefilm que ha envejecido bien, mantiene vigencia, y sobre todo sirve para ir componiendo a través de su trabajo los ideales fílmicos de Sam Peckinpah. Gloria Ucrania!!!!
PD. 'Filmado originalmente en una combinación de película (para los exteriores de las locaciones) y cinta de video (para los interiores), Vino del mediodía aparentemente desapareció después de su emisión original, y la cinta maestra de 2 pulgadas se limpió y reutilizó (una práctica común en la televisión en el pasado). día). En algún momento apareció un kinescopio de mala calidad (lo vi en línea el año pasado), pero en uno de esos inesperados momentos reveladores, se descubrió un duplicado de una pulgada en una colección privada hace un par de años. Si bien la calidad es inevitablemente desigual, la versión en color devuelve la película a su lugar significativo en la filmografía de Peckinpah. Noon Wine no se ve tan mal por haber estado prácticamente perdido por casi 50 años. Hay una ligera decoloración y un desgaste menor, pero esta presentación debe ser un gran paso adelante de los cinescopios en blanco y negro que durante mucho tiempo se pensó que era la mejor versión sobreviviente de este programa agradable.'
Las actuaciones destacan por un Jason Robards siempre marcando carácter y carisma con mucha naturalidad y frescura, muy bueno en la segunda parte cuando demuestra que el peso del mundo se le viene encima; Olivia de Havilland está brillante en un típico rol suyo de mujer apocada que habla más por lo que calla con su expresividad que por lo que dice, excelente en su caustica relación con su esposo; Per Oscarsson como Helton me ha sido un poco histriónico, pasado de vueltas en su sobreactuación.
Spoiler:
Rush final: ‘Bien puede ser que fuera solo la forma en que Royal afirma, pero para Ellie, su testimonio es, sin embargo, una mentira y la tortura. Incluso después de que Royal es absuelto en el juicio, a la comunidad no le agrada y se propone tratar de convencer a todos de que es inocente, arrastrando a Ellie a una ronda de encuentros con las familias vecinas. Destrozado porque nadie, ni siquiera su propia esposa le cree y atormentado por la culpa de saber que él fue indirectamente responsable de la muerte de Helton, Royal solo ve una salida. La película termina con una imagen escalofriante de Ellie moralmente recta cuando escucha el disparo desde el granero.’ Esto lo vemos con una turbadora imagen exterior en la noche de la granja, vemos el destello de un disparo acompañado de un sonido de estruendo.
Este es un telefilm que ha envejecido bien, mantiene vigencia, y sobre todo sirve para ir componiendo a través de su trabajo los ideales fílmicos de Sam Peckinpah. Gloria Ucrania!!!!
PD. 'Filmado originalmente en una combinación de película (para los exteriores de las locaciones) y cinta de video (para los interiores), Vino del mediodía aparentemente desapareció después de su emisión original, y la cinta maestra de 2 pulgadas se limpió y reutilizó (una práctica común en la televisión en el pasado). día). En algún momento apareció un kinescopio de mala calidad (lo vi en línea el año pasado), pero en uno de esos inesperados momentos reveladores, se descubrió un duplicado de una pulgada en una colección privada hace un par de años. Si bien la calidad es inevitablemente desigual, la versión en color devuelve la película a su lugar significativo en la filmografía de Peckinpah. Noon Wine no se ve tan mal por haber estado prácticamente perdido por casi 50 años. Hay una ligera decoloración y un desgaste menor, pero esta presentación debe ser un gran paso adelante de los cinescopios en blanco y negro que durante mucho tiempo se pensó que era la mejor versión sobreviviente de este programa agradable.'