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Voto de TOM REGAN:
7
15 de marzo de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
82/15(13/03/22) Sugerente cortometraje escrito y dirigido por el ‘enfant terrible’ italiano Pier Paolo Pasolini, que forma parte de la película ómnibus Ro.Go.Pa.G. En lo que dan sus escasos poco más de 30 minutos hay tiempo para hacer una ácida crítica al fariseísmo cristiano, ello en tono de humor rallando lo caricaturesco, con gags alguno que recuerda a los clásicos de correrías a cámara rápida de ‘Benny Hill’, esto mezclado con otros sutiles en su humor inteligente, así como el paródico que emana de la entrevista que hacen al petulante director. Rodado en blanco y negro, excepto para las representaciones renacentistas de la bajada de Jesús de la Cruz.
Ello mediante una sátira chistosa en la que pomposo director de cine, encarnado por un Orson Welles que se nota pasándoselo en grande con esta parodia de sí mismo, donde incluso cual alter ego quizás de Pasolini lanza dardos a Fellini; ensalzándose como marxista, leyendo un poema de Mamma Roma [Libro del propio Pasolini]; además de hacer un disertación existencialista-filosófica-etérea, vamos, un discurso pretenciosos-vacío sobre la ignorancia, la estupidez de las masas y la burguesía italiana que deja al entrevistador a cuadros, a lo que el director le espeta: `No has entendido nada porque eres un hombre medio: un hombre medio es un monstruo, un criminal peligroso, conformista, racista, esclavista, indiferente. No existes...’. Enfrascado en el rodaje de ‘La Pasión de Cristo’ en los prados de Cinecittà. En un tono de chanza nos centramos mayormente en un pobre diablo, un extra del film que hace del ‘buen ladrón’, Stracci (su nombre traducido al castellano es harapos, encarnado por Mario Cipriani), que claramente representa la clase baja, a los marginados, a los desheredados. Este es un hambriento que recibe una cesta de comida de la producción del film, se la da a su familia, y para él pretende conseguir otra disfrazándose de mujer, pero se la come un perro este está hambriento e intenta por todos los medios de comer de alguna forma, hasta que al final consigue comprar la Ricotta (queso italiano) del título, y lo esconde en una cueva, a la que de vez en cuando va a comer lejos de todos.
Pasolini establece una marcada grieta social entre los responsables de la filmación, a los que exhibe como hedonistas que preocupados porque su película religiosa sea lo más bonita posible (de ahí las representaciones pictóricas de la bajada de la crucifixión, únicas secuencias en color), se olvidan del mensaje que debe transmitir sobre la solidaridad y ayudarnos los unos a los otros, en un claro torpedo hacia el fariseísmo de la sociedad que retrata. Como los extras bailan (al ritmo pop italiano de Carlo Rustichelli), mientras vejan al patético Stracci. Esto deriva en la sempiterno ataque ‘pasoliniano’ al capitalismo y con ello la acomodada burguesía (esa a la que precisamente pertenecía Pier Paolo Pasolini, y con ello se convierte el mismo en el primer hipócrita), para ensalzar (esa lacra) del marxismo (es que ha triunfado en ningún sitio). Con incluso decadente striptease (de nada menos que la actriz que da vida a Maria Magdalena) para entretener al vulva. Un estilo festivo al que asistimos, con manejo de decenas de extras, que me recuerda por momentos al de Federico Fellini. Teniendo momentos tan simbólico como ese en que levantan la corona de espinas de Jesús con la construcción de buenas viviendas al fondo, el capitalismo frente al catolicismo, o son los mismo? Sugiere Pasolini sucintamente. Para acabar todo de modo catárquico, acentuando la moraleja del metraje Spoiler).
Ello mediante una sátira chistosa en la que pomposo director de cine, encarnado por un Orson Welles que se nota pasándoselo en grande con esta parodia de sí mismo, donde incluso cual alter ego quizás de Pasolini lanza dardos a Fellini; ensalzándose como marxista, leyendo un poema de Mamma Roma [Libro del propio Pasolini]; además de hacer un disertación existencialista-filosófica-etérea, vamos, un discurso pretenciosos-vacío sobre la ignorancia, la estupidez de las masas y la burguesía italiana que deja al entrevistador a cuadros, a lo que el director le espeta: `No has entendido nada porque eres un hombre medio: un hombre medio es un monstruo, un criminal peligroso, conformista, racista, esclavista, indiferente. No existes...’. Enfrascado en el rodaje de ‘La Pasión de Cristo’ en los prados de Cinecittà. En un tono de chanza nos centramos mayormente en un pobre diablo, un extra del film que hace del ‘buen ladrón’, Stracci (su nombre traducido al castellano es harapos, encarnado por Mario Cipriani), que claramente representa la clase baja, a los marginados, a los desheredados. Este es un hambriento que recibe una cesta de comida de la producción del film, se la da a su familia, y para él pretende conseguir otra disfrazándose de mujer, pero se la come un perro este está hambriento e intenta por todos los medios de comer de alguna forma, hasta que al final consigue comprar la Ricotta (queso italiano) del título, y lo esconde en una cueva, a la que de vez en cuando va a comer lejos de todos.
Pasolini establece una marcada grieta social entre los responsables de la filmación, a los que exhibe como hedonistas que preocupados porque su película religiosa sea lo más bonita posible (de ahí las representaciones pictóricas de la bajada de la crucifixión, únicas secuencias en color), se olvidan del mensaje que debe transmitir sobre la solidaridad y ayudarnos los unos a los otros, en un claro torpedo hacia el fariseísmo de la sociedad que retrata. Como los extras bailan (al ritmo pop italiano de Carlo Rustichelli), mientras vejan al patético Stracci. Esto deriva en la sempiterno ataque ‘pasoliniano’ al capitalismo y con ello la acomodada burguesía (esa a la que precisamente pertenecía Pier Paolo Pasolini, y con ello se convierte el mismo en el primer hipócrita), para ensalzar (esa lacra) del marxismo (es que ha triunfado en ningún sitio). Con incluso decadente striptease (de nada menos que la actriz que da vida a Maria Magdalena) para entretener al vulva. Un estilo festivo al que asistimos, con manejo de decenas de extras, que me recuerda por momentos al de Federico Fellini. Teniendo momentos tan simbólico como ese en que levantan la corona de espinas de Jesús con la construcción de buenas viviendas al fondo, el capitalismo frente al catolicismo, o son los mismo? Sugiere Pasolini sucintamente. Para acabar todo de modo catárquico, acentuando la moraleja del metraje Spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En una de las interrupciones del rodaje Stracci va a comer Ricotta a su cueva, sorprendido por los demás actores, burlándose de él, es invitado a atiborrarse con los restos del banquete preparado para la última cena (otro mensaje punzante, sobre como los pobres deben alimentarse con las sobras), esto conlleva que cuando lo ‘crucifican’ le da una indigestión y muere sin poder hablar en la secuencia con Jesús. A lo que el director comenta de modo flemático, "Pobre Stracci... no tenía otra forma de recordarnos que él también estaba vivo...".
Pasolini, en un descargo adosado al comienzo de "La ricotta", afirma que el acontecimiento narrado, la Pasión, es el acontecimiento más grande jamás ocurrido, y al igual que en El Evangelio según San Mateo, subraya tiene gran respeto por la herencia cristiana. A pesar de esta afirmación, Pasolini fue acusado de desacato a la religión del Estado y fue condenado a cuatro meses de condena, que evitó pagando una multa. Posteriormente, la sentencia fue declarada nula por un tribunal de apelaciones. Y Pasolini tuvo que cambiar por mor de la censura la frase final de "morir... era su única manera de hacer la revolución" por una más as´ptica, "no tenía otra manera de recordarnos que también estaba vivo”, y se cortaron ciertas secuencias consideradas inapropiadas.
Sin ser redondo, pues su mensaje destroyer es por momentos de trazo grueso, sin aristas, peor si resulta una grata experiencia en su visión de nuestra sociedad, dándote que pensar, y eso nunca está de más. Gloria Ucrania!!!
PD: Me llama la atención como dos directores tan ateos como Pasolini y Buñuel tuvieran doss enfoques tan difetrentes de la Iglesia, mientras el transalpino anhelaba la piedad, la ayuda entre todos, el aragonés era contrario al apternalismo y la condescendencia, atacaba la piedad, en un gesto más valiente y de alabar, en no echar siempre a los demás la culpa de todo.
Pasolini, en un descargo adosado al comienzo de "La ricotta", afirma que el acontecimiento narrado, la Pasión, es el acontecimiento más grande jamás ocurrido, y al igual que en El Evangelio según San Mateo, subraya tiene gran respeto por la herencia cristiana. A pesar de esta afirmación, Pasolini fue acusado de desacato a la religión del Estado y fue condenado a cuatro meses de condena, que evitó pagando una multa. Posteriormente, la sentencia fue declarada nula por un tribunal de apelaciones. Y Pasolini tuvo que cambiar por mor de la censura la frase final de "morir... era su única manera de hacer la revolución" por una más as´ptica, "no tenía otra manera de recordarnos que también estaba vivo”, y se cortaron ciertas secuencias consideradas inapropiadas.
Sin ser redondo, pues su mensaje destroyer es por momentos de trazo grueso, sin aristas, peor si resulta una grata experiencia en su visión de nuestra sociedad, dándote que pensar, y eso nunca está de más. Gloria Ucrania!!!
PD: Me llama la atención como dos directores tan ateos como Pasolini y Buñuel tuvieran doss enfoques tan difetrentes de la Iglesia, mientras el transalpino anhelaba la piedad, la ayuda entre todos, el aragonés era contrario al apternalismo y la condescendencia, atacaba la piedad, en un gesto más valiente y de alabar, en no echar siempre a los demás la culpa de todo.