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Voto de TOM REGAN:
5
16 de septiembre de 2018
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
192/06/11/09/18) Insatisfactorio cuarto episodio de la cuarta temporada de esta serie de culto de la BBC two, una maravillosa joya de la televisión que desgraciadamente aún no ha llegado a España. Una creación de los escritores y actores ingleses Steve Pemberton y Reece Shearsmith, serie antológica de cada temporada seis episodios auto-conclusivos, suceden en un único lugar que tiene que ver con el número 9, con historias totalmente distintas, y personajes diferentes, aunque la pareja de creadores siempre se reservan un papel. Siendo los relatos de apenas media hora en la que suelen suceder historias de mucho humor negro. No cuenta nada original, siendo el centro un matrimonio de mediana edad que se encuentra empantanado en la rutina, siendo el golpe paradójico que el esposo (Pemberton) trabaja como fotógrafo de bodas, la interrelación entre la pareja es muy tensa, con picos de intensidad crujientes, con adulterios, imposibilidad de tener hijos, impotencia sexual, todo ello hunde al matrimonio en la monotonía e infelicidad que intentan sobrellevar como pueden, y como no podría ser de otro modo por la serie en la que estamos, hay un giro tremendo en su último tercio, pero esto se antoja artificioso, metido con calzador para dar algo de sustancia, y no puede motivarme para valorar este como un episodio ce los más planos y superficiales de la serie. Eso sí, (para el que vea el capítulo) a partir de ahora Pot Noodle nunca será lo mismo.
El matrimonio Adrian ( Steve Pemberton ) y Harriet ( Nicola Walker) están a punto de renovar sus votos matrimoniales después de 20 años juntos, pero en este punto, su matrimonio está estancado, con él prefiriendo los rompecabezas a su vida, y dado que es fotógrafo de bodas, se muestra más preocupado por los matrimonios de los demás que los suyos.
Hasta el giro sorpresa (marca de la casa) el episodio es un drama marital en el que se exploran el cansancio de un ajado matrimonio, con discusiones y diálogos con picos de inteligencia, con unas actuaciones potentes, con un turbador intento de elevar la lujuria entre ellos con un juego de rol (ella enfermera picarona) que produce incomodidad
Steve Pemberton da un notable rendimiento como esposo anodino con problemas sexuales (que al final se tornan patológicos), su rostro denota hastío vital, teniendo una chispeante química con Nicola Walker, recordándome (salvando las distancias) a la de Elizabeth Taylor y Richard Burton en “Quien teme a Virginia Woolf?”; Nicola Walker está excelente como la ajada esposa que intenta hacer renacer la apagada llama con su esposo, demuestra una gran vena cínica, como digo es vibrante la compenetración con Pemberton; Reece Shearsmith es un secundario sin fuste en este episodio, como uno de los visitantes, Max, recién casado con Hannah (bonita Miranda Hennessy) que había contratado a Adrian para su boda, que tienen una escena cortante cuando a aparecen en medio del juego de rol de enfermera, con Nicola soltando dardos ebria.
El matrimonio Adrian ( Steve Pemberton ) y Harriet ( Nicola Walker) están a punto de renovar sus votos matrimoniales después de 20 años juntos, pero en este punto, su matrimonio está estancado, con él prefiriendo los rompecabezas a su vida, y dado que es fotógrafo de bodas, se muestra más preocupado por los matrimonios de los demás que los suyos.
Hasta el giro sorpresa (marca de la casa) el episodio es un drama marital en el que se exploran el cansancio de un ajado matrimonio, con discusiones y diálogos con picos de inteligencia, con unas actuaciones potentes, con un turbador intento de elevar la lujuria entre ellos con un juego de rol (ella enfermera picarona) que produce incomodidad
Steve Pemberton da un notable rendimiento como esposo anodino con problemas sexuales (que al final se tornan patológicos), su rostro denota hastío vital, teniendo una chispeante química con Nicola Walker, recordándome (salvando las distancias) a la de Elizabeth Taylor y Richard Burton en “Quien teme a Virginia Woolf?”; Nicola Walker está excelente como la ajada esposa que intenta hacer renacer la apagada llama con su esposo, demuestra una gran vena cínica, como digo es vibrante la compenetración con Pemberton; Reece Shearsmith es un secundario sin fuste en este episodio, como uno de los visitantes, Max, recién casado con Hannah (bonita Miranda Hennessy) que había contratado a Adrian para su boda, que tienen una escena cortante cuando a aparecen en medio del juego de rol de enfermera, con Nicola soltando dardos ebria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En un giro tal vez inspirado en el caso de la vida real de Josef Fritzl, resultó que Adrián ha mantenido prisionera a una mujer en un armario secreto dentro de la habitación oscura de su sótano. Ella era su limpiadora a la que le daba sus fideos baratos, con el fin de mantenerla viva, y se convirtió en la única forma en que puede encontrar gratificación sexual cuando su esposa no está cerca. [Dixit] Hace nueve años, Adrian había secuestrado a la limpiadora Agnes (Magdelena Kurek) y la había mantenido cautiva desde entonces en una habitación secreta en el sótano, donde sistemáticamente la había violaba. Habiendo Agnes engendrado a un hijo durante su rapto, y lo llamó Levi, el nombre que había planeado para él y para el hijo de Harriet. La revelación de que tras Adrian el “accidente” de Adrian, Harriet, Agnes y Levi habían cambiado lugares con Adrian, y que ahora eran sus captores, fue la floritura final. [Dixit] Un giro metido con calzador para dar algo de qué hablar, de forma bastante metida con calzador.
En conjunto me queda un episodio que vale la pena por las actuaciones, pero el guión me es estridente en sus virajes nada fluidos y muy manufacturados. Fuerza y honor!!!
En conjunto me queda un episodio que vale la pena por las actuaciones, pero el guión me es estridente en sus virajes nada fluidos y muy manufacturados. Fuerza y honor!!!