-Mi querido señor Bennet –le dijo un día su esposa–, ¿sabías que esos de la BBC han vuelto a reversionar "Orgullo y Prejuicio"?
El señor Bennet respondió que no.
–Pues así es –insistió ella–; la señora Long ha estado aquí hace un momento y me lo ha contado todo.
El señor Bennet no hizo ademán de contestar.
–¿No quieres saber quién la protagoniza? –se impacientó su esposa.
–Eres tú la que quieres contármelo, y yo no tengo inconveniente en oírlo.
Esta sugerencia le fue suficiente.
–Pues sabrás, querido, que es una chica terriblemente inconveniente. Resulta que no es un personaje del libro, sino que viene del futuro ¿puedes imaginarlo? y se ha metido en "Orgullo y prejuicio" a través de una puerta misteriosa que había en su casa. Pero lo mejor es que nuestra Lizzie también se ha metido por esa puerta ¡y se han intercambiado!
–¿Cómo se llama?
–Amanda Price.
–¿Está casada o soltera?
–¡Oh!, soltera, querido, por supuesto. Una mujer soltera, terriblemente maleducada y con costumbres muy extrañas. Ay ¡mis pobres hijas!
–¿Y qué? ¿En qué puede afectarles?
–Mi querido señor Bennet ––contestó su esposa––, ¿cómo puedes ser tan ingenuo? ¡Esa chica está encoñada con el señor Darcy!
–Como todas, querida.
- Bueno , querido, de verdad tienes que hacer algo para que esa chica se vaya de nuestra historia o va a cambiarlo todo. ¿Y qué dirán el resto de los lectores?
–Eres demasiado complicada. Estoy segura de que miles y miles de lectoras han soñado con entrar en "Orgullo y prejuicio", ponerse vestidos de corte imperio y seducir al huraño señor Darcy. A fin de cuentas es uno de los grandes mojabragas decimonónicos, con permiso del señor Rochester y del señor Heathcliff, por supuesto.
–¡Señor Bennet! ¿Cómo puedes hablar así? Te encanta disgustarme. No tienes compasión de mis pobres nervios.
–Te equivocas, querida. Les tengo mucho respeto a tus nervios. Son viejos amigos míos. Hace por lo menos veinte años que te oigo mencionarlos con mucha consideración.
–¡No sabes cuánto sufro!
–Pero te pondrás bien porque esta no es más que una fantasía inofensiva y anacrónica. No te preocupes, señora Bennet. El libro seguirá igual por los siglos de los siglos y cada vez que un nuevo lector abra sus páginas, volverán a enamorarse el señor Darcy y Elizabeth Bennet; y cuando lleguen al final, no querrán abandonarnos y buscarán las maneras de quedarse con nosotros para siempre. Por eso la BBC les ha ofrecido a todos ellos este bonito regalo. Así ocurre con las historias universales, querida mía: nunca acaban del todo.
- Entonces, señor Bennet ¿deberíamos ceder y disfrutar de esta serie?
- Si depende de mí, querida, en cuanto podamos conseguirla, la veremos todos.