Rarilla película española con unos (creo que) debutantes Zoe Berriatúa y Elena Anaya jugando a ser adultos y cayendo en los más estrepitosos abismos de perplejidad adolescente. Ambos actores y sus personajes tienen un punto perturbador que contribuye a acrecentar la atmósfera de agobio e inquietud que se desprende de todas sus escenas. Lo más logrado de la película es que todo el rato parece estar a punto de pasar algo horrible, lo cual te mantiene no sólo en tensión, sino con un mal rollo en el cuerpo considerable. Ungría por desgracia no parece tener muy claro de qué nos quiere hablar, más allá del ambientillo chungo.

De todos modos y aunque nunca estarás muy seguro de qué te están contando aquí, la película resulta una incursión curiosa y correctamente realizada en terrenos que el cine español no suele transitar y sólo por eso, merece la pena un vistazo.