Descartes y su cartesianismo postulaba que los animales son sólo máquinas, autómatas, sin ningún tipo de conciencia y carentes de alma, lo cual dio bastante que pensar. Haría falta que un siglo y medio más tarde, la irreverencia de Schopenhauer gritara a los cuatro vientos un soprendente alegato ecológico a favor de un trato digno al reino animal.

Suzie Templeton realiza con "Dog" una desoladora obra maestra de apenas 5 minutos, introduciendo su personal mensaje ecológico dentro de un estremecedor contexto humano: el seno de una familia traspasada por el dolor. Un padre y un hijo, soportan como pueden el vacío causado por la muerte de la esposa y madre, a lo que se suma el ocaso de otro miembro de la familia: el perro.

Ante semejante panorama, recordar el aviso que da nuestro amigo Caith Sith en su crítica, y que aquel que se decida a ver esta maravilla se predisponga a soportar una crudeza psicológica pocas veces vista por este servidor en un cortometraje realizado con marionetas inertes. Y es que el terror, el verdadero terror no hace falta disfrazarlo con violencia gratuita. Templeton prescinde de cualquier artefacto terrorífico, golpe de efecto o cualquier recurso por el estilo. Recurre a la historia más vieja del mundo para impresionar la sensibilidad del espectador: la muerte. Desde el principio hasta el final, no hay rincón ni fotograma en el que no se respire la angustia existencial de vivir. Perfectamente comparable a la más deprimente de las películas de Ingmar Bergman. Sin embargo, la ternura del hijo y la nobleza del padre, impregna sutilmente todo el desarrollo de un atisbo de luz y esperanza.

Impresionante fotografía. Gran parte de la credibilidad de "Dog" radica en la eficaz elección del Stop Motion. Dudo que se hubiera conseguido remover la conciencia con tanta efectividad si se hubiera contado la misma historia con personajes de carne y hueso.