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España España · Madrid
Voto de Canchado:
6
Western. Comedia John y George McIntire y George son dos hermanos que viajan al oeste, a una ciudad sin ley, para ver a su padre. Enseguida se meten en problemas cuando golpean al miembro de una banda de extorsionadores. Afortunadamente, un misterioso pistolero errante decide ayudar a los hermanos. (FILMAFFINITY)
27 de septiembre de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver "Y dejaron de llamarle Camposanto" no puedo sino reivindicar el trabajo de Giuliano Carmineo y de otros directores de "segunda categoría" como Rafael Romero Marchent, Mario Caiano o Paolo Bianchini que nutrieron este género con peliculas sencillas, sin demasiadas pretensiones pero sobre todo honestas consigo mismas. Otros como Corbucci, Sollima, Petroni o Valerii (de Leone ni hablamos) ya sabemos que jugaban en otra liga.

En este caso en concreto, Carmineo dirige con su buen oficio habitual esta obra digamos "transicional" entre el spaghetti serio y la parodia tipo Trinidad, sin que se decante en ningun momento por esta segunda, ya que la comedia se limita a algunos momentos muy puntuales y principalmente a una ambientación irreal y un tono ligeramente caricaturesco, con esa forma de abordar la "epidemia del colt" y con ello el contraste entre el civilizado este y el salvaje oeste. La obra no se toma en serio a sí misma (¿no lo hace así cualquier spaghetti western que se precie de serlo?) pero tampoco se mofa del género abiertamente y en eso tiene mucho en común con las "Sartana" que el director habia rodado poco antes.

En el salvaje y deshumanizado oeste una serie de ganaderos sufren el chantaje y expolio de los matones del lugar hasta que los dos hijos de uno de estos ganaderos se rebelan. La historia es simple, el desarrollo plano a más no poder y estos dos protagonistas aportan poco y no rebosan carisma precisamente, pero entre medias hacen acto de presencia Gianni Garko y William Berger como Extranjero y Duque respectivamente, unos mercenarios con objetivos dispares. Es en este 'tour de force' donde se concentra todo lo interesante de la película y es aquí cuando ésta se convierte en un auténtico spaghetti western, casi una especie de homenaje que, junto con unas líneas de diálogo muy acertadas y una música SUBLIME (Bruno Nicolai copiando de una manera magistral al Morricone de El Bueno, El feo y El Malo) recorre los lugares comunes del genero con escenas a veces un tanto inconexas entre sí pero que suponen un ejercicio de estilo autoconsciente, con un ligero deje de "nostalgia" (de fin de una era) que recuerda un poco a la posterior 'Mi nombre es ninguno'.

Así con todo veremos duelos a muerte entre tipos sospechosos y malencarados, musica Morriconiana con sus chascarrillos, silbidos, y guitarras eléctricas, tiroteos excesivos (y alguna que otra pelea alargada de más), dos personajes carismáticos que simbolizan el eurowestern en sí mismo y todo ello aderezado con ingredientes made in Carmineo: planos subjetivos del protagonista, pistolas que surgen de algún sitio insospechado en el momento más oportuno y un rocambolesco (aunque esperado) giro final. Una película que da todo lo que un aficionado puede espera de un spaghetti western y que consigue nada más y nada menos que algo tan difícil como entretener.
Canchado
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