Haz click aquí para copiar la URL
España España · West Coast
Voto de Dabi:
6
Drama Han pasado diez años desde que Amy (Naomi Watts) y Peter Edgar (Tim Roth) adoptasen un niño procedente de la guerra de Eritrea, donde tuvo lugar una cruenta guerra civil. Luce Edgar (Kelvin Harrison Jr.) se ha convertido en un estudiante modelo al que todo el mundo adora dentro de su comunidad en Arlington, Virginia. Una de sus profesoras, Harriet Wilson (Octavia Spencer), está convencida de que Luce se convertirá en un símbolo de la ... [+]
30 de octubre de 2019
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julius Onah es un director del que, tras echarle un ojo a filmografía previa, tampoco me esperaba nada interesante, si soy sincero. Su primera película pasó sin pena ni gloria en 2015, hasta el punto de que a día de hoy ni siquiera tiene nota en esta página. Su segunda película, The Cloverfield Paradox, fue directa a Netflix y prácticamente aniquiló la saga Cloverfield. No tiene muy buenas credenciales, la verdad. Sin embargo Luce, su tercer proyecto, fue uno de los más aclamados en el festival de Sundance a principios de año, así que me lo apunté. Y mirad por dónde, me alegro de haberlo hecho.

Luce es una película tensa, a menudo más cerca del thriller que del drama social. El montaje es seco, a ratos hasta claustrofóbico. La música (cortesía de Geoff Barrow y Ben Salisbury), con ese sonido a caballo entre el trip hop y la electrónica, sobrevuela las escenas como un mal augurio. La atmósfera creada pocas veces nos da la sensación de seguridad, de alivio. Hay algo que amenaza y que va a estallar en cualquier momento, y no sabes ni dónde ni a quién va a afectar. La fotografía y la puesta en escena, por desgracia, son a ratos algo endebles, pero el montaje sí me parece bastante efectivo y es el que le da algo de empaque al apartado visual.

Y luego tenemos el guión, un guión con tantas aristas que es difícil llevar la cuenta de todas. Basado, al parecer, en una obra de teatro de de JC Lee y co-escrito por Onah y el mismo Lee, la trama de Luce abarca y entrelaza tantísimos temas al mismo tiempo que es un milagro que el resultado no sea un desastre. Luce habla de los conflictos de la adopción, en especial cuando el niño adoptado arrastra serios problemas de estrés postraumático; del racismo y de las expectativas que se imponen sobre ciertas minorías raciales en cuanto uno de sus individuos destaca más de la cuenta; de los abusos sexuales; del tokenismo; de las enfermedades mentales; del vínculo y de la confianza mutua entre padres e hijos, sean biológicos o adoptivos; y, sobre todo, de aceptar la complejidad que forma parte de todos los seres humanos. Tal vez ese sea, al mismo tiempo, su mayor defecto: que toque muchos palos sin hacer una tesis profunda de ninguno. Sin embargo, y aun reconociendo su tratamiento superficial de ciertos temas, no creo que el principal objetivo de este trabajo sea ese. La idea es, diría yo, dotar de capas y capas a su personaje principal, y eso, qué duda cabe, se consigue con creces.

En cierto momento, Luce lo dice mejor de lo que lo podría decir yo: "Parece que solo puedo ser un santo o un monstruo". El mundo que rodea a Luce necesita despojarlo de todos sus matices grises, pero él se resiste a ser etiquetado de una forma tan simple. Y es que uno de los puntos más fuertes de esta película es ese: sus personajes no son unidimensionales. No son buenos o malos. Y son, a menudo, impulsivos e irracionales. Es decir: son humanos. Durante buena parte del metraje, me hacen dudar. No sé qué se callan, ni cuándo mienten, ni cuándo se equivocan.

Esto se debe también a uno de los puntos más fuertes de Luce: el indudable talento de su elenco de actores. Kelvin Harrison Jr. hace una interpretación sorprendente y compleja, cargada de matices. Octavia Spencer está, una vez más, fantástica. Lo mismo se puede decir de Naomi Watts interpretando a Amy, tal vez el personaje que se enfrenta a más conflictos internos a lo largo de la cinta. El Peter de Tim Roth funciona bien, aunque tal vez sea el más fácil de eliminar de la ecuación. Su función es ser el contrapunto de Amy, estimularla y presionarla, pero quitando eso creo que podría haber estado más y mejor desarrollado, ya que incluso sus motivaciones y cambios de opinión parecen dirigidos a enfrentarse a los de Amy y a menudo resultan algo incoherentes.

En resumen, diré que a Luce lo que le falta es un estilo visual más potente que redondee la propuesta, pero por lo demás me parece un trabajo muy meritorio que utiliza a sus personajes para plantear muchas preguntas, pero rara vez las resuelve. Esto es algo que tal vez frustre a más de uno, pero a mí me gusta y me parece incluso fresco. Es muy fácil aleccionar al espectador, decirle qué conclusión tiene que sacar de cada escena, en especial cuando tratamos temas tan delicados como el racismo o los abusos sexuales. Normalmente es así como funcionan los dramas con comentario social. Luce, en cambio, viene a decirte que no saques conclusiones tan rápido. Que esperes un poco. Es, en pocas palabras, un trabajo bastante competente en todos los aspectos que tal vez requiera paciencia, pero que también pone sobre la mesa temas muy complejos y que cuando esperas que te dé las respuestas, te dice: "De eso nada. Dámelas tú".

Puntuación: 7,0
Dabi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow