Se deja ver y nada más este previsible y rutinario drama forzado a regañadientes con un cúmulo demasiado amplio de improbabilidades e inverosimilitudes.
Es demasiado lastre el pesado fardo de absurdos aunque éste contradictoriamente pueda sentirse ligero y llevadero.
La actuaciones son correctas dentro de sus respectivos roles, cumplen con su deber de buenos actores ajenos a lo que está proporcionando la película en que actúan.
Ya que el guión posibilita la ausencia total de interés en lo que acontece, aún así hay que alabar que la agilidad es también una virtud y obviarla sería de necios, o sea que sí, que tiene este punto a favor.
El ensalzamiento glorioso de todo norteamericano en un país extranjero ya no nos coge por sorpresa, aunque aquí se le añade que se trata de un prestigioso doctor que decidió pasar unas vacaciones con su esposa en un país en continuo conflicto y que a punto de coger un vuelo con destino a casa es requerido con urgencia por el máximo mandatario del lugar para que le salve la vida porque los doctores compatriotas del enfermo se pasan por el forro auxiliar a su Jefe de Estado sin que ello les reporte ningún agravio conocido ni por conocer.
Empieza con un estira-afloja, de si opero o no, continúa con yo con esto me saco unas perrillas que me irán muy bien, sigue que se supone que secuestran a la señora del doctor para que éste se cargue al paciente.
Pero como ésto ni lo vemos ni lo olemos y el afectado ni se entera de lo acontecido lo único que provoca, sin margen a que se pueda revertir, es que la ausencia de intriga-suspense sea tan abrumadora que la única reacción que provoca sea de "esto no sirve para nada".
En conclusión, la falta de firmeza en sus propuestas la debilita en exceso, que se contrarresta favorablemente con la fluidez de la narración y de la dudosa historia.