Raymond De Felitta, apuesta por una incursión en un relato de intereses e intrigas personales con poderosas dosis de emoción.

Dentro de lo simple y previsible que resulta el esquema argumental, logra captar y mantener la atención del espectador, gracias al carisma y gancho del personaje protagonista.

La película no cuenta con grandes efectos especiales y toda ella, se nutre y beneficia de la entrañable interpretación ofrecida por Joe Manganiello, bateando con fuerza y abriendo la puerta para entrar en la galería de grandes personajes de la historia del cine deportivo.

El director sabe manejar los tiempos y distribuye con acierto las situaciones dramáticas de cada uno de los personajes, con la gran cuestión que plantea alrededor de la inocencia, la legislación y las segundas oportunidades.

Estupenda banda sonora y preciosa historia en la que los fantasmas del pasado del protagonista, pueden dejar con buena cara al público.

Tiene una especie de seguridad calmada y astuta, que le permite llevarnos por una carrera de redención inspiradora.

Stano, llega a conquistar y transmitir mucho más de lo que puede parecer.